Salmos, 101
4. Lejos de mí el corazón perverso, desconozco al malvado.
4. Lejos de mí el corazón perverso, desconozco al malvado.
El Salmo 101 es una oración de un líder justo que busca vivir de acuerdo con la voluntad de Dios y gobernar con integridad. Se compromete a estar atento en su conducta y no permitir la presencia del mal en su vida. Algunos temas presentes en este Salmo incluyen justicia, integridad, fidelidad, pureza y liderazgo. A continuación hay cinco versos relacionados con estos temas:
Proverbios 20:28: "La bondad y la fidelidad conservan al rey; por bondad mantiene su trono". Este versículo destaca la importancia de la bondad y la fidelidad en el liderazgo, que está en línea con el compromiso del salmista de ser un líder justo.
Salmos 18:25: "A los fieles te muestras fieles, a los justos, justos". La integridad es un valor muy importante para el salmista, que se esfuerza por gobernar con honestidad y justicia. Este versículo afirma la promesa de Dios de recompensar la integridad de quienes lo siguen.
Proverbios 4:23: "Sobre todo lo que debe mantenerse, mantén el corazón, porque las fuentes de vida proceden de ella". El salmista reconoce la importancia de mantener el corazón puro y libre de malos pensamientos y actitudes. Se compromete a vigilar su conducta y no permitir que el mal entre en su vida.
Salmo 26:1: "Hazme justicia, Señor, porque he estado en mi integridad; y confío en el Señor sin vacilar". El salmista confía en Dios para hacer justicia y reconoce su propia integridad. Él busca vivir de acuerdo con la voluntad de Dios y confía en que será recompensado por ello.
Santiago 1:27: "La religión pura y mácula, hacia nuestro Dios y el Padre, es esto: visitar a los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones y estar exentos de la corrupción del mundo". Este versículo destaca la importancia de la pureza y la compasión, los valores que están presentes en el Salmo 101. El salmista se compromete a ser un líder justo y no permitir que la corrupción del mundo lo contamine.
“Se você tem dúvidas sobre a fé é exatamente porque tem fé!” São Padre Pio de Pietrelcina