Encontrados 14 resultados para: Amargo

  • Pero el fin será más amargo que el ajenjo; es una espada afilada de doble filo. (Proverbios 5, 4)

  • Es cortarse un pie, confiar sus mensajes a un imbécil: el trago será amargo. (Proverbios 26, 6)

  • La boca satisfecha rechaza la miel, a la hambrienta, lo amargo le parece dulce. (Proverbios 27, 7)

  • ¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para el que vive sin problemas, gozando de sus bienes, para el que va adelante y todo le resulta, para el que todavía tiene salud para comer! (Sirácides (Eclesiástico) 41, 1)

  • ¡Ay de aquellos que llaman bien al mal y mal al bien, que cambian las tinieblas en luz y la luz en tinieblas, que dan lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! (Isaías 5, 20)

  • Tus mismas faltas te castigan y tus infidelidades te condenan. Reconoce y comprueba cuán malo y amargo resulta abandonar a Yavé, tu Dios, y dejar de temerme a mí -palabra de Yavé Sabaot-. (Jeremías 2, 19)

  • Esto dice Yavé: En Ramá se han oído unos quejidos y un amargo lamento: es Raquel que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, pues ya no están. (Jeremías 31, 15)

  • ¡Ay de ustedes, que transforman las leyes en algo tan amargo como el ajenjo y tiran por el suelo la justicia! (Amós 5, 7)

  • Cambiaré sus fiestas en velorio y sus cantos en lamentos. Haré que todo el mundo se vista de saco y que todos se rapen la cabeza. Ese día habrá tanto pesar como en los funerales de un hijo único; y el porvenir no será menos amargo. (Amós 8, 10)

  • Al oírlo, mi corazón palpita, al sentirlo, mis labios se estremecen, se corrompe la médula en mis huesos, y temblequean mis piernas. Espero, sin embargo, el día amargo que sobrevendrá al pueblo opresor. (Habacuc 3, 16)

  • no endurezcan su corazón como ocurrió en el día amargo, el día de la tentación en el desierto, (Carta a los Hebreos 3, 8)

  • Fíjense en lo que dice la Escritura: Ojalá escuchen hoy la voz del Señor; no endurezcan su corazón, como ocurrió en el día amargo. (Carta a los Hebreos 3, 15)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina