Encontrados 21 resultados para: Celos

  • Puede ser que un espíritu de celos entre en el marido y que tiene sospechas porque, de hecho, se hizo impura. Pero también puede ser que un espíritu de celos le haya entrado y tenga sospechas, siendo que ella le ha sido fiel. (Números 5, 14)

  • En estos casos, el hombre llevará a su mujer ante el sacerdote y presentará por ella la ofrenda correspondiente: una décima de medida de harina de cebada. No derramará aceite sobre la ofrenda, ni le pondrá incienso, pues es ofrenda de Celos, o sea, ofrenda para recordar y descubrir una culpa. (Números 5, 15)

  • El sacerdote tomará de manos de la mujer la ofrenda por los celos, la llevará a la presencia de Yavé y la pondrá sobre el altar. (Números 5, 25)

  • Este es el rito de los celos, para cuando una mujer peca con otro hombre y se hace impura; (Números 5, 29)

  • o para cuando a un hombre le entren celos y se ponga celoso de su esposa. Entonces llevará a su esposa en presencia de Yavé y el sacerdote cumplirá todos estos ritos. (Números 5, 30)

  • Yavé no lo perdonará. Su furor y sus celos se encenderán contra este hombre, al que acecharán todas las maldiciones escritas en este libro. Yavé borrará su nombre de debajo de los cielos (Deuteronomio 29, 19)

  • Despertaron sus celos con dioses ajenos, lo irritaron con sus ídolos. (Deuteronomio 32, 16)

  • ¿Hasta cuándo, Señor, durará tu cólera? ¿tus celos quemarán siempre como fuego? (Salmos 79, 5)

  • Cada año eligen a uno que mande sobre ellos y que gobierne el imperio, y todos le obedecen sin que haya entre ellos envidias o celos. (1 Macabeos 8, 16)

  • Porque los celos pondrán furioso al marido; en la primera oportunidad se vengará sin compasión. (Proverbios 6, 34)

  • Pero la mujer que tiene celos de otra es una angustia, un dolor íntimo, su lengua es un azote que no perdona a nadie. (Sirácides (Eclesiástico) 26, 6)

  • Extendió lo que podía ser una mano y me agarró por los cabellos: inmediatamente el Espíritu me levantó entre el cielo y la tierra. Me llevó a Jerusalén en una visión divina hasta la entrada de la puerta que mira al norte, allí donde está el ídolo que provoca los celos del Señor. (Ezequiel 8, 3)


“A mulher forte é a que tem temor de Deus, a que mesmo à custa de sacrifício faz a vontade de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina