Encontrados 95 resultados para: Guardia

  • Entretanto los madianitas llegaron a Egipto y vendieron a José a Putifar, funcionario del palacio de Faraón y capitán de la guardia. (Génesis 37, 36)

  • José, pues, fue conducido a Egipto, y Putifar, funcionario del palacio de Faraón y capitán de la guardia, lo compró a los ismaelitas que lo habían traído. (Génesis 39, 1)

  • y los entregó en custodia al capitán de la guardia en la misma cárcel en que estaba José. (Génesis 40, 3)

  • El capitán de la guardia encargó a José que los atendiera, y quedaron algún tiempo arrestados. (Génesis 40, 4)

  • Faraón se había enojado contra sus siervos, y me dejó detenido en la casa del capitán de la guardia, junto con el panadero del palacio. (Génesis 41, 10)

  • Con nosotros estaba un joven hebreo, un servidor del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños y él los interpretó, a cada uno le dio la interpretación. (Génesis 41, 12)

  • Si han dicho la verdad, que se quede sólo uno de ustedes como prisionero en la casa de la guardia donde ahora están, y los demás llevarán el trigo que tanta falta hace en sus casas. (Génesis 42, 19)

  • Josué, pues, ordenó: «Hagan rodar piedras grandes para tapar la entrada y dejen hombres de guardia. (Josué 10, 18)

  • Luego que los dos fueron vistos por la guardia de los filisteos, éstos dijeron: «Miren a los hebreos que van saliendo de las cavernas, donde se habían escondido.» (1 Samuel 14, 11)

  • Y la gente de la guardia gritó a Jonatán y a su escudero: «Suban hacia nosotros, que les vamos a enseñar algo.» Entonces Jonatán dijo a su escudero: «Subamos, sígueme, porque Yavé los ha entregado en manos de Israel.» (1 Samuel 14, 12)

  • A lo que respondió Ajimelec: «¿Quién ha habido entre todos tus servidores que sea tan leal como David, yerno del rey, jefe de tu guardia personal y respetado por toda tu gente? (1 Samuel 22, 14)

  • En seguida el rey dijo a los de su guardia que estaban a su lado: «Acérquense y maten a los sacerdotes de Yavé, porque también están con David y, sabiendo que él huía, no me lo comunicaron.» Pero los servidores del rey no quisieron levantar su mano para herir a los sacerdotes de Yavé. (1 Samuel 22, 17)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina