Encontrados 17 resultados para: Heliodoro

  • Apolonio se entrevistó con el rey y lo informó de las citadas riquezas; éste mandó a Heliodoro, encargado de sus negocios, con una carta que lo autorizaba para trasladar aquellos tesoros. (2 Macabeos 3, 7)

  • Heliodoro se puso pronto en camino, simulando que iba a visitar la Celesiria y la Fenicia, pero con el propósito de ejecutar las órdenes del rey. (2 Macabeos 3, 8)

  • Pero Heliodoro, siguiendo las órdenes reales, sostenía que todos aquellos tesoros debían pasar a manos del rey. (2 Macabeos 3, 13)

  • Heliodoro comenzó a ejecutar lo que había decidido. Estaba ya con su guardia junto al Tesoro, (2 Macabeos 3, 23)

  • cuando el Señor de los Espíritus y de todo poder hizo que se produjera una gran manifestación, y todos los que con Heliodoro se habían atrevido a acercarse, pasmados ante el poder de Dios, quedaron sin fuerza ni coraje. (2 Macabeos 3, 24)

  • Se les apareció un caballo con una riquísima montura y, sobre él, un terrible jinete; lanzándose con ímpetu levantó contra Heliodoro sus patas delanteras. El jinete parecía tener armadura de oro. (2 Macabeos 3, 25)

  • Aparecieron también dos jóvenes robustos y muy hermosos, magníficamente vestidos, que, poniéndose a ambos lados de Heliodoro, lo azotaban sin cesar, moliéndolo a golpes. (2 Macabeos 3, 26)

  • Heliodoro cayó en tierra envuelto en una gran oscuridad; entonces lo tomaron y lo llevaron en una camilla. (2 Macabeos 3, 27)

  • Luego, algunos de los familiares de Heliodoro pidieron a Onías que invocara al Altísimo para que El concediera la gracia de vivir al que estaba como muerto. (2 Macabeos 3, 31)

  • El Sumo Sacerdote, por su parte, temía que el rey sospechara alguna maquinación de los judíos contra Heliodoro, y ofreció un sacrificio por su salud. (2 Macabeos 3, 32)

  • Mientras el Sumo Sacerdote ofrecía el sacrificio de expiación, se aparecieron otra vez a Heliodoro los mismos jóvenes, vestidos de la misma manera, y poniéndose ante él le dijeron: «Da gracias al Sumo Sacerdote Onías, pues por él te concede el Señor la gracia de vivir; (2 Macabeos 3, 33)

  • Heliodoro, después de ofrecer al Señor un sacrificio y de orar largamente a Aquel que le había perdonado la vida, se despidió de Onías y volvió con sus guardias donde el rey. (2 Macabeos 3, 35)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina