Encontrados 18 resultados para: Nobles

  • Extiende el desprecio sobre los nobles y a los fuertes se les caen sus armas. (Job 12, 21)

  • Es un desahogo para mi alma, acordarme de aquel tiempo, en que iba con los nobles hasta la casa de Dios, entre vivas y cantos de la turba feliz. (Salmos 42, 5)

  • para darle un asiento entre los nobles, con los grandes de su pueblo. (Salmos 113, 8)

  • Hizo llamar a sus generales y a los más nobles que con él se habían criado desde su juventud y en vida repartió entre ellos su reino. (1 Macabeos 1, 6)

  • Por encima de todo se debe admirar y recordar a la madre de ellos, que vio morir a sus siete hijos en el espacio de un día. Lo soportó, sin embargo, e incluso con alegría, por la esperanza que ponía en el Señor. Llena de nobles sentimientos, (2 Macabeos 7, 20)

  • Cada hombre quedó armado no con espada y escudo, sino con la certeza que procede de palabras nobles. Para confirmar todo esto, les narró un sueño digno de fe o, mejor dicho, una visión por la que todos se alegraron. (2 Macabeos 15, 11)

  • Vi servidores que andaban a caballo y nobles que iban a pie, como los servidores. (Eclesiastés (Qohelet) 10, 7)

  • Veamos ahora a un alfarero: moldea concienzudamente la blanda arcilla, modela para nuestra utilidad toda clase de objetos. De la misma masa saca utensilios destinados a usos nobles y otros, a usos ordinarios. ¿Para qué servirá tal o cual cántaro? Eso lo decide el alfarero. (Sabiduría 15, 7)

  • A mi pueblo le falta inteligencia, por eso será desterrado. Sus nobles morirán de hambre, y su pueblo perecerá de sed. (Isaías 5, 13)

  • Allí tendrán su casa los chivos; y ya no habrá nobles para elegir a un rey, pues todos sus príncipes habrán desaparecido. (Isaías 34, 12)

  • y de los cuales no se apoderó Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando se llevó cautivo a Jeconías ()y a todos los nobles de Judá y Jerusalén. (Jeremías 27, 20)

  • En Ribla, el rey de Babilonia mandó degollar a los hijos de Sedecías ante sus propios ojos, y lo mismo hizo con todos los nobles de Judá. (Jeremías 39, 6)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina