Encontrados 49 resultados para: Odio

  • Esaú le tomó odio a Jacob, a causa de la bendición que le había dado su padre, y se decía: «Se acercan ya los días de luto por mi padre, y entonces mataré a mi hermano Jacob.» (Génesis 27, 41)

  • y les dijeron:«Que Yavé examine y juzgue. Por culpa de ustedes Faraón y sus capataces nos han tomado odio. Ustedes han puesto la espada en sus manos para matarnos.» (Exodo 5, 21)

  • No seguirán las costumbres de la gente que voy a arrojar delante de ustedes, pues a causa de esas mismas prácticas les tomé odio. (Levítico 20, 23)

  • Si alguien ha herido a su víctima por odio, o le ha lanzado algo con maldad, causándole la muerte, (Números 35, 20)

  • Mira en qué caso el que dio muerte a un hombre podrá refugiarse allí para salvarse: si hirió involuntariamente a su hermano al que no tenía odio. (Deuteronomio 19, 4)

  • Pero si un hombre, por odio a su prójimo, le tiende una emboscada, se lanza sobre él y lo hiere de muerte, si luego el agresor huye a una de estas ciudades, (Deuteronomio 19, 11)

  • Y si llega el que quiere vengar al muerto, no lo entregarán en sus manos, por cuanto mató a su prójimo sin quererlo ni tenerle odio. (Josué 20, 5)

  • Jefté respondió a los dirigentes de Galaad: «¿No son ustedes los que por odio me echaron de la casa de mi padre? ¿Por qué acuden a mí ahora que están en aprieto?» (Jueces 11, 7)

  • Después Amnón le tomó tanto odio que sobrepasó el amor con que la había amado y le dijo: «Levántate, márchate.» (2 Samuel 13, 15)

  • En cuanto a Absalón, no le dijo ninguna cosa a Amnón, pero le tomó odio por haber violado a su hermana Tamar. (2 Samuel 13, 22)

  • El rey de Israel le dijo: «Sí, hay un hombre por quien podríamos consultar a Yavé, pero yo le tengo odio, pues nunca me profetiza el bien, sino el mal. Es Miqueas, hijo de Jimlá.» Josafat lo reprendió: «No hables de esta manera.» (2 Crónicas 18, 7)

  • Mira cuántos son mis enemigos y con qué odio violento me persiguen. (Salmos 25, 19)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina