Encontrados 33 resultados para: Veinticuatro

  • El total del ganado para los sacrificios de comunión: veinticuatro novillos, sesenta carneros, sesenta machos cabríos y sesenta corderos de un año. Estas fueron las ofrendas de la dedicación del altar una vez que fue consagrado. (Números 7, 88)

  • porque ya habían muerto por esa plaga veinticuatro mil de ellos. (Números 25, 9)

  • También hubo un combate en Gat. Había allí un hombre de gran estatura que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro dedos en total. También era descendiente de Rafá. (2 Samuel 21, 20)

  • Basá, hijo de Ajías, comenzó a reinar sobre Israel en la ciudad de Tirsa el año tercero de Asá, rey de Judá. Reinó veinticuatro años, (1 Reyes 15, 33)

  • Hubo guerra de nuevo en Gat, y había un hombre de gran estatura que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y pie. (1 Crónicas 20, 6)

  • David dijo: «De éstos, veinticuatro mil estarán al frente del servicio de la Casa de Yavé, seis mil serán escribas y jueces; (1 Crónicas 23, 4)

  • la veintitrés a Delaías; la veinticuatro a Maazías. (1 Crónicas 24, 18)

  • Censo de los hijos de Israel, jefes de familia, jefes de mil y de cien y escribas que estaban al servicio del rey para todo lo referente a las clases, la que entraba y la que partía cada mes durante todo el año. Cada clase contaba veinticuatro mil hombres. (1 Crónicas 27, 1)

  • Al frente de la primera sección de veinticuatro mil hombres para el primer mes, estaba Jesboam, hijo de Zabdiel, (1 Crónicas 27, 2)

  • Al frente de la sección del segundo mes estaba Doday, el ajonita, y tenía por ayudante a uno llamado Miclot. Su sección era de veinticuatro mil hombres. (1 Crónicas 27, 4)

  • El tercer jefe para el tercer mes era Banaías, sacerdote hijo de Joyadá. Su sección era de veinticuatro mil hombres a su mando. (1 Crónicas 27, 5)

  • El cuarto jefe para el cuarto mes era Azael, hermano de Joab, y después de él Zabadías, su hijo. Su sección era de veinticuatro mil hombres. (1 Crónicas 27, 7)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina