Encontrados 33 resultados para: Virgen

  • La joven era muy bella y aún virgen, pues no había tenido contacto con ningún hombre. Bajó a la fuente, llenó el cántaro y subió. (Génesis 24, 16)

  • El sumo sacerdote tomará mujer virgen. No tomará una viuda o una mujer despedida, o deshonrada o prostituta. (Levítico 21, 13)

  • Solamente tomará una mujer virgen de su pueblo. (Levítico 21, 14)

  • con una décima de medida de flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite virgen, como oblación. (Números 28, 5)

  • El padre de la joven dirá a los jueces: «He dado a mi hija por esposa a este hombre, pero ya no la quiere, y ahora pretende que no la tomó virgen. (Deuteronomio 22, 16)

  • Lo multarán además en cien monedas de plata, que entregarán al padre de la joven, por haber difamado a una virgen de Israel. El marido tendrá que tomarla como esposa y no podrá repudiarla en toda su vida. (Deuteronomio 22, 19)

  • Si un hombre encuentra a una joven virgen, no prometida en matrimonio a otro hombre, y a la fuerza la viola y luego son sorprendidos, (Deuteronomio 22, 28)

  • Aquí está mi hija, que es virgen, y también la concubina de mi compañero. Si quieren, se las entregaré. Abusen con ellas y hagan con ellas lo que les parezca, pero no cometan contra este hombre semejante infamia.» (Jueces 19, 24)

  • Ese amor por Tamar era tan violento que Amnón llegó a enfermar, pues, sabiendo que era virgen, le pa recía imposible conseguir algo de ella. (2 Samuel 13, 2)

  • Entonces dijeron sus servidores: «Vamos a buscarle al rey una jovencita virgen para que lo acompañe y se acueste con él, a ver si así no tiene frío.» (1 Reyes 1, 2)

  • Esta es la sentencia que Yavé pronuncia contra él: La virgen, hija de Sión, te desprecia y se burla de ti. Mueve la cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén. (2 Reyes 19, 21)

  • Entonces hizo subir contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a los mejores hasta dentro de su santuario, sin perdonar a joven ni a virgen, a viejo ni a canoso; a todos los entregó Dios en su mano. (2 Crónicas 36, 17)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina