Encontrados 1991 resultados para: hijos

  • Padres, no sean pesados con sus hijos, para que no se desanimen. (Carta a los Colosenses 3, 21)

  • Todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día: no somos de la noche ni de las tinieblas. (1º Carta a los Tesalonicenses 5, 5)

  • Que sepa gobernar su propia casa y mantener a sus hijos obedientes y bien criados. (1º Carta a Timoteo 3, 4)

  • Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. (1º Carta a Timoteo 3, 12)

  • Si una viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a cumplir sus deberes con su propia familia y a ayudar a sus padres. Esto es lo correcto ante Dios. (1º Carta a Timoteo 5, 4)

  • y recomendada por sus buenas obras: si educó a sus hijos, dio hospitalidad y sirvió humildemente a los santos, socorrió a los que sufren. En pocas palabras, que se haya dedicado a hacer el bien. (1º Carta a Timoteo 5, 10)

  • Quiero, pues, que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, que tengan hijos y sean amas de casa, antes que dar a nuestros adversarios algún pretexto para criticar. (1º Carta a Timoteo 5, 14)

  • Deben ser hombres intachables, casados una sola vez. Es preciso que sus hijos sean creyentes y que no puedan ser acusados de mala conducta o de ser rebeldes. (Carta a Tito 1, 6)

  • Así enseñarán a las jóvenes a amar a su marido y a querer a sus hijos, (Carta a Tito 2, 4)

  • Dios, del que viene todo y que actúa en todo, quería introducir en la Gloria a un gran número de hijos, y le pareció bien hacer perfecto por medio del sufrimiento al que se hacía cargo de la salvación de todos; (Carta a los Hebreos 2, 10)

  • Y también: Mantendré mi confianza en Dios. Aquí estoy yo y los hijos que Dios me ha dado. (Carta a los Hebreos 2, 13)

  • Puesto que esos hijos son de carne y sangre, Jesús también experimentó esta misma condición y, al morir, le quitó su poder al que reinaba por medio de la muerte, es decir, al diablo. (Carta a los Hebreos 2, 14)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina