Encontrados 16 resultados para: huyendo

  • Ella contestó: «Estoy huyendo de Saray, mi señora.» Le replicó el Angel del Señor: «Regresa donde tu señora y ponte a sus órdenes con humildad.» (Génesis 16, 9)

  • Dios dijo a Jacob: "Ponte en camino, sube a Betel. Allí te establecerás y levantarás un altar al Dios que se te apareció cuando ibas huyendo de tu hermano Esaú.» (Génesis 35, 1)

  • levantó allí un altar y llamó al lugar «El-Betel», porque allí fue donde se le había aparecido Dios, cuando iba huyendo de su hermano. (Génesis 35, 7)

  • y al sentir que yo levantaba la voz y gritaba, salió huyendo y dejó su ropa en mis manos.» (Génesis 39, 15)

  • Cuando grité pidiendo auxilio, él salió huyendo y dejó su ropa en mis manos.» (Génesis 39, 18)

  • Todos los israelitas que estaban en los alrededores salieron huyendo y decían: "¡No vaya a tragarnos también la tierra!" (Números 16, 34)

  • Se quedó cada uno en su puesto alrededor del campamento y los del campamento comenzaron a correr gritando y huyendo. (Jueces 7, 21)

  • Tratarás, en cambio, muy bien a los hijos de Barzilay de Galaad. Los harás sentarse diariamente a tu mesa, pues ellos me atendieron cuando yo andaba huyendo de tu hermano Absalón. (1 Reyes 2, 7)

  • Este estaba con David en Pas Dammim, donde los filisteos se habían concentrado para la batalla. Había allí una parcela toda de cebada, y el pueblo estaba huyendo de los filisteos. (1 Crónicas 11, 13)

  • Apenas lo supo Jeroboam, hijo de Nabat, estando todavía en Egipto, adonde había ido huyendo del rey Salomón, volvió de Egipto, pues habían enviado a llamarlo. (2 Crónicas 10, 2)

  • Por último, tuvo un final desastroso; acusado ante Aretas, rey de los árabes, huyendo de ciudad en ciudad, perseguido por todos, despreciado como renegado de las leyes y odiado como verdugo de la patria y de sus conciudadanos, fue desterrado a Egipto. (2 Macabeos 5, 8)

  • quedó humillado con el auxilio de Dios por aquellos mismos que él había despreciado. Despojado de su rico traje, huyendo a través de los campos como fugitivo, llegó a Antioquía demasiado feliz todavía de haber escapado a la destrucción de su ejército. (2 Macabeos 8, 35)


“Desapegue-se daquilo que não é de Deus e não leva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina