Encontrados 356 resultados para: plata

  • Y traemos además plata para comprar más comida. No sabemos quién puso el dinero en nuestras bolsas.» (Génesis 43, 22)

  • El mayordomo les dijo: «Quédense tranquilos y no tengan miedo. El Dios de ustedes y el Dios de su padre les ha puesto ese tesoro en sus bolsas, pues yo recibí toda su plata.» Y en seguida les devolvió a Simeón. (Génesis 43, 23)

  • En la bolsa del menor pondrás, junto con el dinero de su trigo, también mi copa, mi copa de plata.» El mayordomo hizo tal como José le había ordenado. (Génesis 44, 2)

  • ¿No es ésta la copa de plata en que bebe mi señor y con la que también practica la adivinación? Han obrado muy mal al hacer eso.» (Génesis 44, 5)

  • Si te trajimos desde Canaán la plata que encontramos en nuestras bolsas, ¿cómo íbamos ahora a robar oro y plata de la casa de tu señor? (Génesis 44, 8)

  • A cada uno le regaló un vestido, pero a Benjamín le regaló trescientas monedas de plata y cinco vestidos. (Génesis 45, 22)

  • Entonces José acaparó toda la plata que había en la tierra de Egipto y de Canaán, a cambio del trigo que compraban, y llevó toda esa plata al palacio de Faraón. (Génesis 47, 14)

  • Cuando s acabó la plata de Egipto y de Canaán, todos los egipcios comenzaron a llegar donde José para decirle: «Danos pan, ¿acaso nos vas a dejar morir porque se nos terminó el dinero?» (Génesis 47, 15)

  • Cada mujer pida a su vecina o a la persona que comparte su casa objetos de plata y oro y también vestidos; sus hijos e hijas se los pondrán, y así dejarán sin nada a los egipcios.» (Exodo 3, 22)

  • No olvides de decir a todo mi pueblo que cada uno pida a su amigo, y cada mujer a su vecina, objetos de oro y plata.» (Exodo 11, 2)

  • Los israelitas hicieron lo que les había dicho Moisés: pidieron a los egipcios objetos de oro y plata y muchos vestidos, (Exodo 12, 35)

  • No pondrán junto a mí dioses de plata ni de oro. (Exodo 20, 23)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina