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  • Los pastos se extenderán hasta quinientos metros alrededor de las ciudades que entreguen a los levitas, a contar desde las murallas. (Números 35, 4)

  • la herencia no pasará de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de Israel quedará ligada a su heredad.» (Números 36, 9)

  • Y ahora ¡pasen el torrente deZared! (Deuteronomio 2, 13)

  • Pasamos, pues, el torrente de Zared. El tiempo que estuvimos caminando desde Cadés Barné hasta el paso del torrente fue de treinta y ocho años, hasta que hubo desaparecido del pueblo toda la generación de los hombres aptos para la guerra, como les había dicho Yavé. (Deuteronomio 2, 14)

  • En cuanto Yavé haya dado a sus hermanos un lugar de descanso, como ya hizo para ustedes, y se hayan adueñado de la tierra que les daré al otro lado del Jordán, entonces cada uno de ustedes volverá aquí a la heredad que les he dado . (Deuteronomio 3, 20)

  • Pues si lo irritan, desaparecerán de la tierra que va a ser de ustedes, al pasar el Jordán; el cielo y la tierra son testigos de mis advertencias: ustedes serán reducidos a nada. (Deuteronomio 4, 26)

  • En cuanto al pecado, ese ternero que ustedes se habían hecho, lo eché al fuego, lo hice pedazos y lo molí hasta reducirlo a polvo. Luego tiré el polvo al arroyo que baja de la montaña. (Deuteronomio 9, 21)

  • Por eso Leví no ha compartido la herencia con sus hermanos; Yavé es su heredad, como Yavé, tu Dios, se lo dijo.) (Deuteronomio 10, 9)

  • Si, al atacar una ciudad, tienes que sitiarla por mucho tiempo para tomarla, no destruirás los árboles frutales que estén alrededor ni les meterás el hacha, ya que deben ser tu alimento. No los cortarás, pues, ¿son acaso hombres los árboles del campo para que los trates como a sitiados? (Deuteronomio 20, 19)

  • Cuando construyas una casa nueva, harás alrededor de la azotea un pequeño muro, no sea que alguien se caiga desde arriba y tu casa quede manchada con sangre. (Deuteronomio 22, 8)

  • Por eso, cuando Yavé, tu Dios, después de someter a todos tus enemigos alrededor, te dé descanso en la tierra que él te da, borrarás el recuerdo de Amalec de debajo de los cielos. No lo olvides. (Deuteronomio 25, 19)

  • Maldito el que corre los límites de la heredad de su prójimo. Todo el pueblo responderá: ¡Amén! (Deuteronomio 27, 17)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina