Encontrados 94 resultados para: vinieron

  • El rey mandó llamar brujos y magos, astrólogos y adivinos, para que explicaran su sueño. Vinieron y se presentaron al rey. (Daniel 2, 2)

  • Vinieron magos, adivinos y astrólogos y, en su presencia, conté el sueño, pero no supieron explicármelo. (Daniel 4, 4)

  • Aquellos hombres vinieron en masa y sorprendieron a Daniel invocando y suplicando a su Dios (Daniel 6, 12)

  • Los sacerdotes vinieron por la noche, como de costumbre, con sus mujeres y sus hijos, y se lo comieron y bebieron todo (Daniel 14, 15)

  • Al llegar a la otra orilla, a la tierra de Gadara, dos endemoniados salieron de entre los sepulcros y vinieron a su encuentro. Eran hombres tan salvajes que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. (Evangelio según San Mateo 8, 28)

  • Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. (Evangelio según San Mateo 9, 10)

  • Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron. (Evangelio según San Mateo 13, 4)

  • Después vinieron los discípulos de Juan a recoger su cuerpo y lo enterraron. Y fueron a dar la noticia a Jesús. (Evangelio según San Mateo 14, 12)

  • Vinieron los que habían ido a trabajar a última hora, y cada uno recibió un denario (una moneda de plata). (Evangelio según San Mateo 20, 9)

  • Ese mismo día vinieron a él algunos saduceos. Según ellos, no hay resurrección de los muertos, y por eso mismo le propusieron este caso: (Evangelio según San Mateo 22, 23)

  • para que dijeran: «Los discípulos de Jesús vinieron de noche y, como estábamos dormidos, se robaron el cuerpo. (Evangelio según San Mateo 28, 13)

  • Un día estaban ayunando los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos. Algunas personas vinieron a preguntar a Jesús: «Los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan; ¿por qué no lo hacen los tuyos?» (Evangelio según San Marcos 2, 18)


“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina