Encontrados 2158 resultados para: Mar

  • Allí conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, y después de tomarla por esposa, se unió con ella. (Génesis 38, 2)

  • Más tarde, Judá casó a Er, su hijo mayor, con una mujer llamada Tamar. (Génesis 38, 6)

  • Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: "Vive como una viuda en la casa de tu padre, hasta que crezca mi hijo Selá", porque temía que este corriera la misma suerte que sus hermanos. Por eso Tamar se fue a vivir a la casa de su padre. (Génesis 38, 11)

  • Tamar fue informada de que su suegro se dirigía hacia Timná, donde estaban esquilando su rebaño. (Génesis 38, 13)

  • Unos tres meses más tarde, notificaron a Judá: "Tu nuera Tamar se ha prostituido, y en una de sus andanzas quedó embarazada". Entonces Judá exclamó: "Sáquenla afuera y quémenla viva". (Génesis 38, 24)

  • Después salió su hermano, con el hilo escarlata, y por eso lo llamaron Zéraj. (Génesis 38, 30)

  • llamó a sus servidores y les dijo: "¡Miren! Mi marido nos ha traído un hebreo, sólo para que se ría de nosotros. Él intentó acostarse conmigo, pero yo grité lo más fuerte que pude. (Génesis 39, 14)

  • Ella guardó el manto de José hasta que regresó su marido, (Génesis 39, 16)

  • A la mañana siguiente, el Faraón se sintió muy preocupado y mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, para contarles sus sueños. Pero nadie se los pudo interpretar. (Génesis 41, 8)

  • El Faraón mandó llamar a José, que sin pérdida de tiempo fue sacado de la prisión. Este se afeitó, se cambió de ropa y compareció ante el Faraón. (Génesis 41, 14)

  • Después de ellas brotaron otras siete espigas, marchitas, delgadas y quemadas por el viento del este, (Génesis 41, 23)

  • De esa manera, José acumuló una enorme cantidad de cereales, tanto como la arena del mar, hasta tal punto que dejó de llevar un control, porque superaba toda medida. (Génesis 41, 49)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina