Encontrados 156 resultados para: Moab

  • Hemos oído el orgullo de Moab, el muy orgulloso: ¡qué altanería, qué orgullo, qué arrogancia, qué altivez en su corazón! (Jeremías 48, 29)

  • Por eso gimo a causa de Moab, lanzo gritos por todo Moab, suspiro por la gente de Quir Jaréset. (Jeremías 48, 31)

  • El gozo y la alegría se han retirado de los vergeles del país de Moab. Yo hice secar el vino de las cubas, el pisador no pisa las uvas, el grito del pisador ya no es grito de vendimia. (Jeremías 48, 33)

  • Yo haré desaparecer de Moab -oráculo del Señor- al que sube a los lugares altos y quema incienso a sus dioses. (Jeremías 48, 35)

  • Por eso mi corazón lanza un quejido por Moab como una flauta; mi corazón lanza un quejido como una flauta por la gente de Quir Jaréset. Por eso se han perdido las ganancias que habían obtenido. (Jeremías 48, 36)

  • Sobre los techos de Moab y en sus plazas no hay más que lamentos; porque yo he destrozado a Moab como un vaso que nadie quiere -oráculo del Señor-. (Jeremías 48, 38)

  • ¡Cómo ha quedado deshecho! ¡Giman! ¡Con qué vergüenza Moab ha vuelto la espalda! Moab se ha convertido en la risa y el espanto de sus vecinos. (Jeremías 48, 39)

  • Porque así habla el Señor: ¡Miren! Él planea como un águila, extiende sus alas hacia Moab. (Jeremías 48, 40)

  • Las ciudades son tomadas, conquistadas las plazas fuertes. El corazón de los valientes de Moab, en ese día, es como el corazón de una parturienta. (Jeremías 48, 41)

  • Moab ha sido aniquilado como pueblo, por haber desafiado al Señor. (Jeremías 48, 42)

  • ¡Pánico, fosa y red sobre ti, habitante de Moab! -oráculo del Señor-. (Jeremías 48, 43)

  • El que escape del pánico caerá en la fosa; el que suba de la fosa será atrapado en la red. Porque yo atraeré esto sobre Moab, el año en que tengan que dar cuenta. (Jeremías 48, 44)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina