Encontrados 47 resultados para: Sodoma

  • Luego el Señor añadió: "El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, (Génesis 18, 20)

  • Dos de esos hombres partieron de allí y se fueron hacia Sodoma, pero el Señor se quedó de pie frente a Abraham. (Génesis 18, 22)

  • El Señor respondió: "Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos". (Génesis 18, 26)

  • Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer, mientras Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad. Al verlos, se levantó para saludarlos, e inclinándose hasta el suelo, (Génesis 19, 1)

  • Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, se agolparon alrededor de la casa. Estaba la población en pleno, sin excepción alguna, desde el más joven hasta el más viejo. (Génesis 19, 4)

  • Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego que descendían del cielo. (Génesis 19, 24)

  • Cuando dirigió su mirada hacia Sodoma, Gomorra y toda la extensión de la región baja, vio un humo que subía de la tierra, como el humo de un horno. (Génesis 19, 28)

  • Y al ver todo su suelo devastado por el azufre y la sal, donde no se siembra ni crece nada, ni brota ninguna hierba -como sucedió en la catástrofe de Sodoma y Gomorra, de Admá y Seboím, a las que el Señor destruyó en su ira y su furor- (Deuteronomio 29, 22)

  • Su viña es un retoño de la viña de Sodoma, de las plantaciones de Gomorra. Sus uvas son uvas venenosas, sus racimos tienen un sabor amargo. (Deuteronomio 32, 32)

  • Su país es una desolación, sus ciudades, presa del fuego; su suelo, delante de ustedes, lo devoran extranjeros: ¡hay tanta desolación como en el desastre de Sodoma! (Isaías 1, 7)

  • ¡Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado algunos sobrevivientes, seríamos como Sodoma, nos pareceríamos a Gomorra! (Isaías 1, 9)

  • ¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra! (Isaías 1, 10)


“Diante de Deus ajoelhe-se sempre.” São Padre Pio de Pietrelcina