Encontrados 258 resultados para: carne

  • Todo cuanto toque la carne de la víctima quedará santificado; y si la sangre salpica alguna vestidura, tendrás que lavar en el recinto sagrado la parte salpicada. (Levítico 6, 20)

  • La carne del sacrificio de acción de gracias deberá ser comida el mismo día en que se ofrece el sacrificio, sin dejar nada para el día siguiente. (Levítico 7, 15)

  • Si todavía queda algún resto de carne, será quemado al tercer día. (Levítico 7, 17)

  • Y si alguien come al tercer día carne de su sacrificio de comunión, la víctima no será aceptada: no le será aceptada al que la ofrece, porque se ha convertido en algo nocivo; y la persona que coma esa carne cargará con su culpa. (Levítico 7, 18)

  • No se podrá comer la carne que haya tocado algo impuro, sino que deberá ser consumida por el fuego. Solamente una persona pura podrá comer la carne de ese sacrificio. (Levítico 7, 19)

  • Si alguien come en estado de impureza la carne del sacrificio de comunión ofrecido al Señor, será excluido de su pueblo. (Levítico 7, 20)

  • Si una persona toca algo impuro -ya sea un hombre que se encuentra en estado de impureza o un animal impuro o cualquier otra cosa impura- y a pesar de ello, come carne de un sacrificio de comunión ofrecido al Señor, será excluida de su pueblo. (Levítico 7, 21)

  • El resto del novillo -su cuero, su carne y sus excrementos- lo quemó fuera del campamento, como el Señor se lo había ordenado. (Levítico 8, 17)

  • Entonces Moisés dijo a Aarón y a sus hijos: "Hagan cocer la carne a la entrada de la Carpa del Encuentro, y cómanla allí mismo, con el pan que está en la canasta del sacrificio de la consagración, conforme a la orden que recibí: ‘Aarón y sus hijos comerán esto’. (Levítico 8, 31)

  • Lo que sobre de la carne y del pan, lo quemarán. (Levítico 8, 32)

  • La carne y el cuero, en cambio, los quemó fuera del campamento. (Levítico 9, 11)

  • Ustedes no comerán la carne de estos animales ni tocarán sus cadáveres, sino que deberán considerarlos impuros. (Levítico 11, 8)


“O bem dura eternamente.” São Padre Pio de Pietrelcina