Encontrados 140 resultados para: desgracia

  • ¡Levanten una señal hacia el lado de Sión, busquen un refugio, no se detengan! Porque yo hago venir del Norte una desgracia y una gran calamidad. (Jeremías 4, 6)

  • ¡Busquen un refugio, benjaminitas, fuera de Jerusalén! ¡Toquen la trompeta en Técoa, levanten una señal en Bet Haquérem! Porque desde el Norte amenaza una desgracia y un gran desastre. (Jeremías 6, 1)

  • Escucha, tierra: Yo atraigo sobre este pueblo una desgracia, fruto de sus propios designios, porque no han atendido a mis palabras y han despreciado mi Ley. (Jeremías 6, 19)

  • si no oprimen al extranjero, al huérfano y a la viuda, si no derraman en este lugar sangre inocente, si no van detrás de otros dioses para desgracia de ustedes mismos, (Jeremías 7, 6)

  • Por eso, así habla el Señor: Yo haré venir sobre ellos una desgracia de la que no podrán librarse; gritarán hacia mí, pero yo no los escucharé. (Jeremías 11, 11)

  • Las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán a gritar a los dioses a los que quemaron incienso, pero ellos no podrán salvarlos en el tiempo de su desgracia. (Jeremías 11, 12)

  • En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, no eleves gritos ni plegarias en favor de ellos, porque yo no escucharé, cuando clamen hacia mí a causa de su desgracia. (Jeremías 11, 14)

  • ¿Qué viene a hacer mi amada en mi Casa? Su conducta no es más que doblez. ¿Acaso los votos y la carne consagrada alejarán de ti la desgracia? Entonces sí podrías alegrarte. (Jeremías 11, 15)

  • El Señor de los ejércitos, que te había plantado, anuncia una desgracia contra ti, a causa del mal que la casa de Israel y la casa de Judá han cometido para agraviarme, quemando incienso en honor de Baal. (Jeremías 11, 17)

  • No quedará ningún resto, porque haré venir una desgracia sobre la gente de Anatot, el año en que tengan que dar cuenta. (Jeremías 11, 23)

  • ¡Qué desgracia, madre mía, que me hayas dado a luz, a mí, un hombre discutido y controvertido por todo el país! Yo no di ni recibí nada prestado, pero todos me maldicen. (Jeremías 15, 10)

  • ¡Que así sea, Señor, si no te he servido bien, si en el tiempo de la desgracia y de la angustia, no intervine ante ti por mi enemigo! (Jeremías 15, 11)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina