Encontrados 14 resultados para: ganar

  • y me hizo ganar el favor del rey, de sus consejeros y de los más importantes funcionarios reales! Yo cobré ánimo porque el Señor estaba conmigo, y reuní a algunos jefes de Israel para que me acompañaran. (Esdras 7, 28)

  • Porque nuestra esclavitud no nos hará ganar la benevolencia de los vencedores, sino que el Señor, nuestro Dios, la convertirá en deshonra. (Judit 8, 23)

  • Es inútil que ustedes madruguen; es inútil que velen hasta muy tarde y se desvivan por ganar el pan: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! (Salmos 127, 2)

  • Él piensa que nuestra vida es un juego y la existencia, una feria para obtener ganancias: "Es necesario, dice, ganar por todos los medios, aunque sean malos". (Sabiduría 15, 12)

  • El rey replicó: "Yo sé ciertamente que ustedes están tratando de ganar tiempo, porque han visto que mi decisión está tomada. (Daniel 2, 8)

  • ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? (Mateo 16, 26)

  • ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? (Marcos 8, 36)

  • ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida? (Lucas 9, 25)

  • En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. (I Corintios 9, 19)

  • Me hice judío con los judíos para ganar a los judíos; me sometí a la Ley, con los que están sometidos a ella -aunque yo no lo estoy- a fin de ganar a los que están sometidos a la Ley. (I Corintios 9, 20)

  • Y con los que no están sometidos a la Ley, yo, que no vivo al margen de la Ley de Dios -porque estoy sometido a la Ley de Cristo- me hice como uno de ellos, a fin de ganar a los que no están sometidos a la Ley. (I Corintios 9, 21)

  • Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. (I Corintios 9, 22)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina