Encontrados 195 resultados para: hijas

  • El Señor intervino en favor de Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, el joven Samuel crecía junto al Señor. (I Samuel 2, 21)

  • Tomará a las hijas de ustedes como perfumistas, cocineras y panaderas. (I Samuel 8, 13)

  • Sus hijos fueron Jonatán, Isví y Malquisúa. Sus dos hijas se llamaban, la mayor Merab y la menor Mical. (I Samuel 14, 49)

  • Al llegar a la ciudad, David y sus hombres vieron que había sido incendiada, y que sus mujeres, sus hijos y sus hijas habían sido llevados cautivos. (I Samuel 30, 3)

  • David se vio en un grave aprieto, porque la tropa amenazaba con apedrearlo, ya que todos estaban llenos de amargura por sus hijos y sus hijas. Pero David retomó coraje gracias al Señor, su Dios, (I Samuel 30, 6)

  • No les faltó nadie, ni grande ni pequeño, ni hijos ni hijas, ni nada del botín y de todo lo que les habían quitado los amalecitas: David lo recuperó todo. (I Samuel 30, 19)

  • ¡No lo anuncien en Gat, no lo publiquen por las calles de Ascalón; que no se alegren las hijas de los filisteos, ni lo celebren las hijas de los incircuncisos! (II Samuel 1, 20)

  • Hijas de Israel, lloren por Saúl, el que las vestía de púrpura y de joyas y les prendía alhajas de oro en los vestidos. (II Samuel 1, 24)

  • David tomó otras concubinas y esposas después que llegó de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas. (II Samuel 5, 13)

  • Tamar llevaba una túnica de mangas largas, porque así vestían entonces las hijas del rey, cuando eran vírgenes. El sirviente la sacó afuera y atrancó la puerta detrás de ella. (II Samuel 13, 18)

  • Joab fue adentro a ver al rey y le dijo: "¡Hoy has cubierto de oprobio el rostro de tus servidores, esos que hoy han salvado tu vida y la vida de tus hijos y tus hijas, de tus mujeres y concubinas! (II Samuel 19, 6)

  • Inmolaron a sus hijos y a sus hijas en el fuego, practicaron la adivinación y la magia, y se vendieron para hacer lo que el Señor reprueba, provocando su indignación. (II Reyes 17, 17)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina