Encontrados 18 resultados para: patria

  • Huye a tu patria cuanto antes. Estaba dispuesto a colmarte de honores, pero el Señor te ha privado de ellos". (Números 24, 11)

  • Entonces Balaam emprendió el camino de regreso a su patria, y también Balac siguió su camino. (Números 24, 25)

  • El rey dijo a Itai, el de Gat: "¿Por qué vienes tú también con nosotros? Vuelve y quédate con el otro rey, ya que eres extranjero y, además de eso, un exiliado de tu patria. (II Samuel 15, 19)

  • En los incesantes combates librados en nuestro país, Simón, hijo de Matatías, descendiente de la familia de Joarib, y sus hermanos, afrontaron el peligro y se opusieron a los enemigos de su patria, a fin de preservar su Santuario y su Ley: así cubrieron de gloria su nación. (I Macabeos 14, 29)

  • El susodicho Simón, delator del Tesoro del Templo y traidor de la patria, calumniaba a Onías, como si fuera este el que había maltratado a Heliodoro y el causante de sus desgracias. (II Macabeos 4, 1)

  • Su conducta perversa tuvo un final desastroso. Acusado ante Aretas, soberano de los árabes, huyó de ciudad en ciudad; perseguido por todos, aborrecido como transgresor de las leyes y abominado como verdugo de su patria y de sus conciudadanos, fue a parar a Egipto. (II Macabeos 5, 8)

  • El que había desterrado a muchos de su patria murió en el destierro, mientras se dirigía a Lacedemonia con la esperanza de encontrar un refugio, apelando a su origen común. (II Macabeos 5, 9)

  • No contento con esto, Antíoco tuvo la osadía de entrar en el Templo más santo de toda la tierra, llevando como guía a Menelao, el traidor de las leyes y de la patria. (II Macabeos 5, 15)

  • Con estas palabras, los enardeció para la lucha, y los animó a morir por las leyes y por la patria. Luego dividió el ejército en cuatro cuerpos, (II Macabeos 8, 21)

  • Mientras celebraban la victoria en su patria, quemaron a los que habían incendiado las puertas sagradas, incluido Calístenes, que se había refugiado en una choza. Así él recibió el castigo merecido por su impiedad. (II Macabeos 8, 33)

  • También se unió a ellos Menelao, el cual, con toda mala intención, trataba de ganarse a Antíoco, no para salvar a su patria, sino para ser restablecido en su cargo. (II Macabeos 13, 3)

  • Al enterarse de esto, Judas ordenó a sus tropas que invocaran al Señor día y noche, para que también esa vez, como en otras ocasiones, acudiera en auxilio de los que estaban en peligro de ser despojados de la Ley, de la patria y del Santuario, (II Macabeos 13, 10)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina