Encontrados 74 resultados para: promesa

  • Pero el Señor no quiso destruir a Judá, a causa de su servidor David, según la promesa que le había hecho de darles a él y a sus hijos una lámpara para siempre. (II Reyes 8, 19)

  • Y como esto te pareció demasiado poco, Dios mío, también has hecho una promesa acerca de la casa de tu servidor, para un futuro lejano. ¡Tú me has mirado como a un hombre de alto rango, Señor Dios! (I Crónicas 17, 17)

  • Ahora, Señor Dios, que se cumpla la promesa que le hiciste a mi padre David, ya que tú me has constituido rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. (II Crónicas 1, 9)

  • Tú has cumplido, en favor de mi padre David, la promesa que le habías hecho, y hoy mismo has realizado con tu mano lo que había dicho tu boca. (II Crónicas 6, 15)

  • Y ahora, Señor, Dios de Israel, cumple en favor de tu servidor David, mi padre, la promesa que le hiciste, diciendo: ‘Nunca te faltará un descendiente que esté sentado delante de mí en el trono de Israel, con tal que tus hijos vigilen su conducta, caminando conforme a mi Ley, como has caminado tú’. (II Crónicas 6, 16)

  • Y ahora, Dios de Israel, que se verifique la promesa que hiciste a mi padre, tu servidor David. (II Crónicas 6, 17)

  • Pero el Señor no quiso destruir a la casa de David, en razón de la alianza que había concluido con él, y de la promesa que le había hecho de darles, a él y a sus hijos, una lámpara para siempre. (II Crónicas 21, 7)

  • El camino de Dios es perfecto, la promesa del Señor es digna de confianza. El Señor es un escudo para los que se refugian en él, (Salmos 18, 31)

  • ¿Se habrá agotado para siempre su amor, y habrá caducado eternamente su promesa? (Salmos 77, 9)

  • Cumple conmigo tu promesa, la que hiciste a tus fieles. (Salmos 119, 38)

  • Que llegue hasta mí tu misericordia, Señor, y tu salvación conforme a tu promesa. (Salmos 119, 41)

  • Procuro de todo corazón que me mires con bondad; ten piedad de mí, conforme a tu promesa. (Salmos 119, 58)


“Enquanto tiver medo de ser infiel a Deus, você não será’. Deve-se ter medo quando o medo acaba!” São Padre Pio de Pietrelcina