Encontrados 111 resultados para: Joven

  • los sacaréis a los dos a la puerta de esa ciudad y los apedrearéis hasta que mueran: a la joven por no haber pedido socorro en la ciudad, y al hombre por haber violado a la mujer de su prójimo. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 22, 24)

  • Pero si es en el campo donde el hombre encuentra a la joven prometida, la fuerza y se acuesta con ella, sólo morirá el hombre que se acostó con ella; (Deuteronomio 22, 25)

  • no harás nada a la joven: no hay en ella pecado que merezca la muerte. El caso es semejante al de un hombre que se lanza sobre su prójimo y le mata: (Deuteronomio 22, 26)

  • porque fue en el campo donde la encontró, y la joven prometida acaso gritó sin que hubiera nadie que la socorriera. (Deuteronomio 22, 27)

  • Si un hombre encuentra a una joven virgen no prometida, la agarra y se acuesta con ella, y son sorprendidos, (Deuteronomio 22, 28)

  • el hombre que acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta monedas de plata; ella será su mujer, porque la ha violado, y no podrá repudiarla en toda su vida. (Deuteronomio 22, 29)

  • Por fuera la espada sembrará orfandad, y dentro reinará el espanto. Caerán a la vez joven y doncella, niño de pecho y viejo encanecido. (Deuteronomio 32, 25)

  • Habiendo detenido a un joven de la gente de Sukkot, le interrogó, y él le dio por escrito los jefes de Sukkot y los ancianos: 77 hombres. (Jueces 8, 14)

  • Y dijo a Yéter, su hijo mayor: «¡Levántate! ¡Mátalos!» Pero el muchacho no desenvainó la espada; no se atrevía, porque era todavía muy joven. (Jueces 8, 20)

  • Al cabo de los dos meses, volvió donde su padre y él cumplió en ella el voto que había hecho. La joven no había conocido varón. Y se hizo costumbre en Israel: (Jueces 11, 39)

  • Había un joven de Belén de Judá, de la familia de Judá, que era levita y residía allí como forastero. (Jueces 17, 7)

  • El levita accedió a quedarse en casa de aquel hombre y el joven fue para él como uno de sus hijos. (Jueces 17, 11)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina