Encontrados 35 resultados para: Mirada

  • Les respondió el sacerdote: «Id en paz; el viaje que hacéis está bajo la mirada de Yahveh.» (Jueces 18, 6)

  • Pero Yahveh dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira el corazón.» (I Samuel 16, 7)

  • Estaba Ana sentada, con la mirada fija en el camino de su hijo. (Tobías 11, 5)

  • Así lo hicieron ellos, y salió Judit con su sierva. Los hombres de la ciudad la siguieron con la mirada mientras descendía por la ladera, hasta que llegó al valle; y allí la perdieron de vista. (Judit 10, 10)

  • Alzando su rostro, resplandeciente de gloria, lanzó una mirada tan colmada de ira que la reina se desvaneció; perdió el color y apoyó la cabeza sobre la sierva que la precedía. (Ester 15, 10)

  • ¿Cuándo retirarás tu mirada de mí? ¿no me dejarás ni el tiempo de tragar saliva? (Job 7, 19)

  • ¡Derrama la explosión de tu cólera, con una mirada humilla al arrogante! (Job 40, 11)

  • ¡Con una mirada abate al orgulloso, aplasta en el sitio a los malvados! (Job 40, 12)

  • ¡Retira tu mirada para que respire antes que me vaya y ya no exista más! (Salmos 39, 14)

  • Antíoco estaba engreído en su pensamiento, sin considerar que el Soberano estaba irritado por poco tiempo a causa de los pecados de los habitantes de la ciudad y por eso desviaba su mirada del Lugar. (II Macabeos 5, 17)

  • en primer lugar con verdadera preocupación por los intereses del rey, y en segundo lugar, con la mirada puesta en mis propios compatriotas, pues por la locura de los hombres que he mencionado, toda nuestra raza padece no pocos males. (II Macabeos 14, 8)

  • Una mirada luminosa alegra el corazón, una buena noticia reanima el vigor. (Proverbios 15, 30)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina