Encontrados 14 resultados para: Querubín

  • haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formarán un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. (Exodo 25, 19)

  • el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro; hizo los querubines formando un cuerpo con el propiciatorio en sus dos extremos. (Exodo 37, 8)

  • Un ala del querubín tenía cinco codos y la otra ala del querubín cinco codos: diez codos desde la punta de una de sus alas hasta la punta de la otra de sus alas. (I Reyes 6, 24)

  • El segundo querubín tenía diez codos, las mismas medidas y la misma forma para los dos querubines. (I Reyes 6, 25)

  • La altura de un querubín era de diez codos y lo mismo el segundo querubín. (I Reyes 6, 26)

  • Colocó los querubines en medio del recinto interior; y las alas de los querubines estaban desplegadas; el ala de uno tocaba un muro y el ala del segundo querubín tocaba el otro muro, y sus alas se tocaban en medio del recinto, ala con ala. (I Reyes 6, 27)

  • Las alas de los querubines tenían veinte codos de largo. Un ala era de cinco codos y tocaba la pared de la sala; la otra ala tenía también cinco codos y tocaba el ala del otro querubín. (II Crónicas 3, 11)

  • El ala del segundo querubín era de cinco codos y tocaba la pared de la sala; la otra ala tenía también cinco codos y pegaba con el ala del primer querubín. (II Crónicas 3, 12)

  • el querubín alargó su mano de entre los querubines hacia el fuego que había en medio de los querubines, lo tomó y lo puso en las manos del hombre vestido de lino. Este lo tomó y salió. (Ezequiel 10, 7)

  • Miré: había cuatro ruedas al lado de los querubines, cada rueda junto a cada querubín, y el aspecto de las ruedas era como el destello del crisólito. (Ezequiel 10, 9)

  • Y cada uno tenía cuatro caras: la primera era la cara del querubín, la segunda una cara de hombre, la tercera una cara de león y la cuarta una cara de águila. (Ezequiel 10, 14)

  • Querubín protector de alas desplegadas te había hecho yo, estabas en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego. (Ezequiel 28, 14)


“Diante de Deus ajoelhe-se sempre.” São Padre Pio de Pietrelcina