Encontrados 123 resultados para: esperanza

  • Mientras hay esperanza corrige a tu hijo, pero no te excites hasta hacerle morir. (Proverbios 19, 18)

  • porque hay un mañana, y tu esperanza no será aniquilada. (Proverbios 23, 18)

  • Pues sábete que así será la sabiduría para tu alma, y si la hallas, hay un mañana, y tu esperanza no será aniquilada. (Proverbios 24, 14)

  • Aunque, a juicio de los hombres, hayan sufrido castigos, su esperanza estaba llena de inmortalidad; (Sabiduría 3, 4)

  • Desgraciados los que desprecian la sabiduría y la instrucción; vana es su esperanza, sin provecho sus fatigas, inútiles sus obras; (Sabiduría 3, 11)

  • Y si mueren pronto, no tendrán esperanza ni consuelo en el día de la sentencia, (Sabiduría 3, 18)

  • En efecto, la esperanza del impío es como brizna arrebatada por el viento, como espuma ligera acosada por el huracán, se desvanece como el humo con el viento; pasa como el recuerdo del huésped de un día. (Sabiduría 5, 14)

  • Obrando así enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser amigo del hombre, y diste a tus hijos la buena esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento. (Sabiduría 12, 19)

  • Desgraciados, en cambio, y con la esperanza puesta en seres sin vida, los que llamaron dioses a obras hechas por mano de hombre, al oro, a la plata, trabajados con arte, a representaciones de animales o a una piedra inútil, esculpida por mano antigua. (Sabiduría 13, 10)

  • También al principio, mientras los soberbios gigantes perecían, se refugió en una barquichuela la esperanza del mundo, y, guiada por tu mano, dejó al mundo semilla de una nueva generación. (Sabiduría 14, 6)

  • Escoria es su corazón, más vil que la tierra su esperanza, más abyecta que la arcilla su vida, (Sabiduría 15, 10)

  • pues la esperanza del ingrato como escarcha invernal se derrite y corre como agua inútil. (Sabiduría 16, 29)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina