Encontrados 139 resultados para: herencia

  • diciendo: «Yo te daré la tierra de Canaán, por parte de vuestra herencia», (I Crónicas 16, 18)

  • escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, pues les enseñarás el camino bueno por el que deben andar, y envía lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo por herencia. (II Crónicas 6, 27)

  • Viendo todo Israel que el rey no le oía, replicó el pueblo al rey diciendo: «¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Jesé. ¡A tus tiendas, Israel! Mira ahora por tu casa, David.» Y todo Israel se fue a sus tiendas. (II Crónicas 10, 16)

  • Así pues, no deis vuestras hijas a sus hijos ni toméis sus hijas para vuestros hijos; no busquéis nunca su paz ni su bienestar, a fin de que podáis haceros fuertes, comáis los mejores frutos de la tierra y la dejéis en herencia a vuestros hijos para siempre." (Esdras 9, 12)

  • «Guárdate, hijo, de toda impureza y, sobre todo, toma mujer del linaje de tus padres; no tomes mujer extraña que no pertenezca a la tribu de tu padre, porque somos descendientes de profetas. Recuerda, hijo, que desde siempre nuestros padres Noé, Abraham, Isaac y Jacob tomaron mujeres de entre sus hermanos y fueron bendecidos en sus hijos, de modo que su estirpe poseerá la tierra en herencia. (Tobías 4, 12)

  • Cubrieron el altar de saco y clamaron insistentemente, todos a una, al Dios de Israel, para que no entregase sus hijos al saqueo, sus mujeres al pillaje, las ciudades de su herencia a la destrucción y las cosas santas a la profanación y al ludibrio, para mofa de los gentiles. (Judit 4, 12)

  • ¡Sí, sí! Dios de mi padre y Dios de la herencia de Israel, Señor de los cielos y la tierra, Creador de las aguas, Rey de toda tu creación, ¡escucha mi plegaria! (Judit 9, 12)

  • Yo oí desde mi infancia, en mi tribu paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel de entre todos los pueblos, y a nuestros padres de entre todos sus mayores para ser herencia tuya para siempre cumpliendo en su favor cuanto dijiste. (Ester 14, 5)

  • así meses de desencanto son mi herencia, y mi suerte noches de dolor. (Job 7, 3)

  • Tal es la suerte que al malvado Dios reserva, la herencia de Dios para el maldito. (Job 20, 29)

  • Esta es la suerte que al malvado Dios reserva, la herencia que reciben de Sadday los violentos. (Job 27, 13)

  • No había en todo el país mujeres tan bonitas como las hijas de Job. Y su padre les dio parte en la herencia entre sus hermanos. (Job 42, 15)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina