Encontrados 20 resultados para: ofrecía

  • ni las normas de los sacerdotes respecto del pueblo: cuando alguien ofrecía un sacrificio, venía el criado del sacerdote, mientras se estaba cociendo la carne, con el tenedor de tres dientes en la mano, (I Samuel 2, 13)

  • Absalón mandó a buscar a su ciudad de Guiló a Ajitófel el guilonita, consejero de David, y lo tuvo consigo cuando ofrecía los sacrificios. Así la conjuración se fortalecía y los partidarios de Absalón iban aumentando. (II Samuel 15, 12)

  • Con todo, el pueblo ofrecía sacrificios en los altos, porque en aquellos días no había sido aún construida una casa para el Nombre de Yahveh. (I Reyes 3, 2)

  • Salomón amaba a Yahveh y andaba según los preceptos de David su padre, pero ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los altos. (I Reyes 3, 3)

  • Salomón ofrecía holocaustos y sacrificios de comunión tres veces por año en el altar que había edificado a Yahveh y hacía quemar ante Yahveh las ofrendas abrasadas, cuando hubo terminado la Casa. (I Reyes 9, 25)

  • los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servidores, el porte de sus ministros y sus vestidos, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en la Casa de Yahveh, se quedó sin aliento, (I Reyes 10, 5)

  • Hizo diez pilas para las abluciones y colocó cinco de ellas a la derecha y cinco a la izquierda para lavar en ellas lo que se ofrecía en holocausto. El Mar era para las abluciones de los sacerdotes. (II Crónicas 4, 6)

  • los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servidores, el porte de sus ministros y sus vestidos, sus coperos con sus trajes y los holocaustos que ofrecía en la Casa de Yahveh, se quedó sin aliento, (II Crónicas 9, 4)

  • Ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los altos, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso. (II Crónicas 28, 4)

  • Ofrecía sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, pues se decía: «Los dioses de los reyes de Aram les ayudan a ellos; les ofreceré sacrificios, y me ayudarán a mí.» Ellos fueron la causa de su ruina y de la de todo Israel. (II Crónicas 28, 23)

  • Sin embargo, el pueblo ofrecía aún sacrificios en los altos, aunque sólo a Yahveh su Dios. (II Crónicas 33, 17)

  • Cayó Judit, rostro en tierra, echó ceniza sobre su cabeza, dejó ver el sayal que tenía puesto y, a la misma hora en que se ofrecía en Jerusalén, en la Casa de Dios, el incienso de aquella tarde, clamó al Señor en alta voz diciendo: (Judit 9, 1)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina