Encontrados 375 resultados para: vino

  • Así fue cómo la finca de Efrón que está en la Makpelá, frente a Mambré, la finca y la cueva que hay en ella y todos los árboles que rodean la finca por todos sus lindes, todo ello vino a ser (Génesis 23, 17)

  • Dijo entonces: «acércamelo, que coma de la caza, hijo, para que te bendiga mi alma.» Acercóle, y comió; le trajo también vino, y bebió. (Génesis 27, 25)

  • Respondió Isaac y dijo a Esaú: «Mira, le he puesto por señor tuyo, le he dado por siervos a todos sus hermanos y le he abastecido de trigo y vino. Según eso, ¿qué voy a hacer por ti, hijo mío?» (Génesis 27, 37)

  • Pero aquella noche vino Dios en sueños a Labán el arameo y le dijo: «Guárdate de hablar nada con Jacob, ni bueno ni malo.» (Génesis 31, 24)

  • Ella depositó junto a sí el vestido de él, hasta que vino su señor a casa, (Génesis 39, 16)

  • José vino a ellos por la mañana, y los encontró preocupados. (Génesis 40, 6)

  • Vino, pues, José a dar parte a Faraón, diciendo: «Mi padre, mis hermanos, sus ovejas y vacadas y todo lo suyo han venido de Canaán, y ya están en el país de Gosen.» (Génesis 47, 1)

  • De este modo se apropió José todo el suelo de Egipto para Faraón, pues los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre les apretaba, y la tierra vino a ser de Faraón. (Génesis 47, 20)

  • el que ata a la vid su borriquillo y a la cepa el pollino de su asna; lava en vino su vestimenta, y en sangre de uvas su sayo; (Génesis 49, 11)

  • el de los ojos encandilados de vino, el de los dientes blancos de leche. (Génesis 49, 12)

  • Así lo hizo Yahveh, y un enorme enjambre de tábanos vino sobre la casa de Faraón y la casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto; la tierra fue devastada por los tábanos. (Exodo 8, 20)

  • Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Yahveh y todas sus normas. Y todo el pueblo respondió a una voz: «Cumpliremos todas las palabras que ha dicho Yahveh.» (Exodo 24, 3)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina