Encontrados 31 resultados para: Daban

  • En aquel entonces había gigantes en la tierra (y también después), cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres, y ellas les daban hijos. Éstos son los héroes de antaño, hombres famosos. (Génesis 6, 4)

  • no caigas en la trampa, no sigas sus caminos ni te preocupes de sus dioses diciendo: ¿Cómo daban culto estos pueblos a sus dioses?, pues así quiero darlo yo también. (Deuteronomio 12, 30)

  • Daban también culto al Señor. Nombraron sacerdotes de entre ellos mismos para que oficiaran el culto en los santuarios de las colinas. (II Reyes 17, 32)

  • Así que daban culto al Señor y a sus dioses, según los ritos de las naciones de donde habían sido deportados. (II Reyes 17, 33)

  • Entonces se practicó una brecha en la ciudad, y todos los hombres de armas huyeron de noche por la puerta entre los dos muros que daban al jardín real, mientras los caldeos rodeaban la ciudad, y escaparon hacia la Arabá. (II Reyes 25, 4)

  • El pueblo se gozaba en estos donativos voluntarios, pues los daban con todo el corazón al Señor, y el mismo rey David experimentó una gran alegría. (I Crónicas 29, 9)

  • Todos, como un solo hombre, trompeteros y cantores, alababan y daban gracias al Señor. Y al son de las trompetas, címbalos y demás instrumentos musicales alababan al Señor: "Porque es bueno, porque es eterno su amor". Una nube llenó el templo del Señor, (II Crónicas 5, 13)

  • Cada uno ocupó su puesto según lo ordenado por la ley de Moisés, hombre de Dios: los sacerdotes derramaban la sangre que les daban los levitas. (II Crónicas 30, 16)

  • Alababan y daban gracias al Señor, y se respondía: "Porque es bueno, porque es eterno su amor a Israel". Y todo el pueblo prorrumpía en fuertes gritos de júbilo alabando al Señor porque se habían echado los cimientos del templo del Señor. (Esdras 3, 11)

  • Muchos de los sacerdotes, levitas y cabezas de familia, ya ancianos, que habían visto el primer templo y ahora veían con sus propios ojos que se echaban los cimientos de este otro templo, lloraban estrepitosamente, mientras que otros muchos daban gritos de alegría y júbilo. (Esdras 3, 12)

  • Bendecían y cantaban a Dios y le daban gracias por las maravillas que había hecho, porque se les había aparecido un ángel de Dios. (Tobías 12, 22)

  • daban vueltas y se tambaleaban como los borrachos, y de nada les servía toda su pericia. (Salmos 107, 27)


A humildade e a caridade são as “cordas mestras”. Todas as outras virtudes dependem delas. Uma é a mais baixa; a outra é a mais alta. ( P.e Pio ) São Padre Pio de Pietrelcina