Encontrados 589 resultados para: Egipto

  • Pero los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos. Y el corazón del Faraón se endureció y no los escuchó, como había dicho el Señor. (Exodo 7, 22)

  • Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y las ranas subieron y cubrieron todo Egipto. (Exodo 8, 2)

  • Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos. Hicieron subir las ranas sobre todo Egipto. (Exodo 8, 3)

  • El Señor dijo a Moisés: "Di a Aarón: Extiende tu bastón y golpea el polvo de la tierra para que se convierta en mosquitos en todo el país de Egipto". (Exodo 8, 12)

  • Así lo hicieron. Aarón extendió su mano con su bastón, golpeó el polvo de la tierra, y enjambres de mosquitos se echaron sobre hombres y animales; todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos en todo Egipto. (Exodo 8, 13)

  • El Señor lo hizo así, y enjambres de tábanos invadieron la casa del Faraón y las de sus servidores; en todo Egipto la tierra quedó infestada de tábanos. (Exodo 8, 20)

  • Se convertirá en polvo menudo en todo el país de Egipto y producirá úlceras y tumores en hombres y animales". (Exodo 9, 9)

  • Pues bien, yo haré llover mañana, a esta hora, una granizada tan fuerte como no la ha habido en Egipto desde el día en que fue fundado hasta el presente. (Exodo 9, 18)

  • Moisés extendió su bastón hacia el cielo, y el Señor mandó truenos y granizo con fuego, que se precipitaba sobre la tierra; el Señor hizo caer granizo sobre Egipto. (Exodo 9, 23)

  • Cayeron rayos y granizo con tanta fuerza como Egipto no había visto jamás desde que se constituyó en nación. (Exodo 9, 24)

  • El granizo machacó en Egipto todo cuanto se encontraba en el campo: hombres y animales. Machacó también las hierbas y desgajó los árboles. (Exodo 9, 25)

  • Los servidores del Faraón le dijeron: "¿Hasta cuándo va a ser este hombre nuestra ruina? Deja marchar a esa gente para que ofrezca sacrificios al Señor, su Dios. ¿No te das todavía cuenta de que Egipto camina hacia la ruina?". (Exodo 10, 7)


“Recorramos a Jesus e não às pessoas, pois só ele nunca nos faltará.” São Padre Pio de Pietrelcina