Encontrados 14 resultados para: Estiércol

  • Él levanta del polvo al miserable, él saca al mendigo del estiércol para hacer que se siente con los nobles y asignarle un trono glorioso; porque suyos son los pilares de la tierra, y sobre ellos ha puesto él el orbe. (I Samuel 2, 8)

  • por eso, voy a traer la desventura sobre la casa de Jeroboán: exterminaré de ella a todos los varones, libres o esclavos, y barreré a la casa de Jeroboán como se barre el estiércol, totalmente. (I Reyes 14, 10)

  • y el cadáver de Jezabel será como estiércol en el campo, en la heredad de Yezrael, de modo que ni siquiera se podrá decir: Ésta es Jezabel". (II Reyes 9, 37)

  • como su estiércol se perderá para siempre, y los que lo veían dirán: "¿Dónde está?". (Job 20, 7)

  • que fueron aniquilados en Endor, y pararon en estiércol de la tierra. (Salmos 83, 11)

  • Él levanta del polvo al indigente y saca al pobre del estiércol, (Salmos 113, 7)

  • No temáis nunca las amenazas del hombre pecador, porque su gloria es estiércol y gusanos. (I Macabeos 2, 62)

  • El perezoso se parece a una bola de estiércol: el que la coge se sacude la mano. (Eclesiástico 22, 2)

  • Serán esparcidos al sol, a la luna y a todos los astros del cielo, a quienes amaron, sirvieron y siguieron, y a los que consultaron y adoraron. No serán recogidos ni enterrados, sino que quedarán sobre la tierra como estiércol. (Jeremías 8, 2)

  • Los cadáveres de los hombres yacen como estiércol en los campos, como gavillas tras el segador, sin haber quién las recoja". (Jeremías 9, 21)

  • Morirán de mala muerte; no serán llorados ni sepultados, sino que quedarán como estiércol en el campo; perecerán por la espada y el hambre, y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias salvajes". (Jeremías 16, 4)

  • Y habrá aquel día víctimas del Señor de un extremo a otro de la tierra; no serán lloradas, ni recogidas, ni sepultadas; quedarán en el suelo como estiércol. (Jeremías 25, 33)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina