Encontrados 21 resultados para: Obreros

  • Los jefes y los capataces que tenía el rey Salomón al mando de los obreros eran quinientos cincuenta. (I Reyes 9, 23)

  • Y no se pedía cuentas a los hombres en cuyas manos se ponía el dinero para darlo a los obreros, porque se portaban con fidelidad. (II Reyes 12, 16)

  • y que se lo den a los encargados de las obras del templo del Señor, para que éstos paguen a los obreros que reparan sus desperfectos: (II Reyes 22, 5)

  • Tienes a tu disosición buen número de obreros: canteros, escultores, carpinteros y hombres especializados en toda clase de obras. (I Crónicas 22, 15)

  • al frente de los obreros del campo, que labran las tierras, Ezrí, hijo de Quelub; (I Crónicas 27, 26)

  • hijo de una mujer danita, pero de padre tirio. Sabe trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la piedra, la madera, la escarlata, el jacinto, el lino, el carmesí, y grabar toda suerte de diseños y figuras. Trabajará con tus obreros y con los de tu padre David, mi señor. (II Crónicas 2, 13)

  • Los jefes y capataces que tenía el rey Salomón al mando de los obreros eran doscientos cincuenta. (II Crónicas 8, 10)

  • Los obreros se pusieron a trabajar a tal ritmo que bien pronto el templo de Dios estuvo restaurado en su estado primitivo y perfectamente consolidado. (II Crónicas 24, 13)

  • Se lo dieron luego a los encargados de las obras del templo del Señor para pagar a los obreros que trabajaban en la reparación y restauración del templo del Señor; (II Crónicas 34, 10)

  • No retengas el salario a tus obreros; dáselo en seguida; si sirves a Dios, recibirás tu recompensa. Ten cuidado con lo que haces y muéstrate correcto en tu conducta. (Tobías 4, 14)

  • Mandó a los obreros reconstruir las murallas y rodear el monte Sión con piedras de sillería para fortificarla. Así se hizo. (I Macabeos 10, 11)

  • abatidas las hilanderas y entristecidos todos sus obreros. (Isaías 19, 10)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina