Encontrados 24 resultados para: dragón

  • Salí, pues, de noche, por la puerta del Valle, me dirigí hacia la fuente del Dragón y luego a la puerta del Muladar, inspeccionando la muralla de Jerusalén destruida y las puertas consumidas por el fuego. (Nehemías 2, 13)

  • andarás sobre el león y la serpiente, pisarás al tigre y al dragón. (Salmos 91, 13)

  • Preferiría vivir con un león y un dragón antes que con una mujer malvada. (Eclesiástico 25, 16)

  • No te regocijes, Filistea toda, porque haya sido roto el palo que te golpeaba; pues de la raza de la serpiente saldrá un basilisco, y su fruto será un dragón volador. (Isaías 14, 29)

  • Aquel día el Señor castigará con su espada dura, grande y fuerte a Leviatán, la serpiente huidiza; a Leviatán, la serpiente tortuosa, y matará al dragón del mar. (Isaías 27, 1)

  • ¡Despierta, despierta; vístete de fuerza, brazo del Señor; despierta como antaño en los días de las generaciones antiguas! ¿No eres tú el que partió en dos a Rahab y traspasó al dragón? (Isaías 51, 9)

  • Me ha devorado, me ha consumido Nabucodonosor, rey de Babilonia; me ha dejado como un plato vacío, me ha tragado lo mismo que un dragón, ha llenado su vientre con mis mejores trozos. (Jeremías 51, 34)

  • Había también un gran dragón al que los babilonios veneraban. (Daniel 14, 23)

  • Daniel respondió: "Yo adoro al Señor, mi Dios, porque es él el Dios vivo. Oh rey, dame licencia, y yo mataré a este dragón sin espada ni estaca". (Daniel 14, 25)

  • Daniel entonces tomó pez, grasa y pelos y lo coció todo junto; hizo luego unas bolas y las echó en la boca del dragón, el cual, en cuanto las tragó, reventó. Y Daniel dijo: "Eso es lo que adoráis". (Daniel 14, 27)

  • Al enterarse de esto los babilonios, se indignaron y se volvieron contra el rey, diciendo: "El rey se ha hecho judío; ha dejado destruir a Bel, ha dejado matar al dragón y suprimir a los sacerdotes". (Daniel 14, 28)

  • Otra señal apareció en el cielo: un dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos; sobre sus cabezas, siete diademas; (Apocalipsis 12, 3)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina