Encontrados 98 resultados para: promesa

  • Fineés, nuestro padre, por tener ardiente celo recibió la promesa de un sacerdocio eterno. (I Macabeos 2, 54)

  • Mis hermanos están ya en posesión de una promesa de vida eterna por haber sufrido un breve tormento. En cambio, tú sufrirás las penas debidas a tu soberbia. (II Macabeos 7, 36)

  • "Tenía que ofrecer sacrificios de reconciliación, y hoy he cumplido mi promesa; (Proverbios 7, 14)

  • Es un lazo para el hombre hacer a la ligera una promesa y reflexionar sólo después de haberlo prometido. (Proverbios 20, 25)

  • Cuando haces una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque no le agradan los necios. La promesa que has hecho, cúmplela. (Eclesiastés 5, 3)

  • Antes de hacer una promesa piénsalo, no seas como hombre que tienta a Dios. (Eclesiástico 18, 23)

  • Hay quien por respeto humano hace promesa a su amigo, y así se granjea un enemigo sin motivo. (Eclesiástico 20, 23)

  • Pero el Señor no olvidará su promesa, ni borrará ninguna de sus palabras, ni negará la posteridad a su elegido, ni extirpará la descendencia del que fue su amado. Dio a Jacob un resto, y a David un renuevo salido de él. (Eclesiástico 47, 22)

  • Prestad oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma. Haré con vosotros un pacto eterno, según la fiel promesa que hice a David. (Isaías 55, 3)

  • Esto dice el Señor: Cuando terminen los setenta años concedidos a Babilonia, yo me ocuparé de vosotros y cumpliré en vosotros mi promesa de restituiros a este lugar. (Jeremías 29, 10)

  • Vienen días -dice el Señor- en que yo cumpliré la promesa que tengo hecha a la casa de Israel y a la casa de Judá. (Jeremías 33, 14)

  • Tampoco son capaces de dar ni riquezas ni dinero. Si alguien les hace una promesa y no la cumple, no pueden pedir cuentas. (Baruc 6, 34)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina