Encontrados 17 resultados para: prometió

  • Luego dijo a sus hermanos: "Yo voy a morir, pero Dios vendrá ciertamente en vuestra ayuda y os hará subir de esta tierra a la tierra que él prometió a Abrahán, Isaac y Jacob". (Génesis 50, 24)

  • Haz lo que es justo y bueno a los ojos del Señor, para que seas dichoso y entres a tomar posesión de la hermosa tierra que el Señor prometió con juramento a tus padres, (Deuteronomio 6, 18)

  • para que se alarguen vuestros días sobre la tierra que el Señor prometió con juramento a vuestros padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 11, 9)

  • De lo que se ha destinado al exterminio no guardarás nada para ti, para que se aplaque el furor de la ira del Señor, tenga compasión de ti y te haga crecer en número tal como se lo prometió a tus padres, (Deuteronomio 13, 18)

  • Si el Señor, tu Dios, ensancha tus fronteras, y te da toda la tierra, tal como lo prometió a tus padres - (Deuteronomio 19, 8)

  • a ti te constituye hoy en pueblo suyo y él se constituye para ti en tu Dios, según se lo prometió y juró a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob. (Deuteronomio 29, 12)

  • Dame, pues, esta montaña que el Señor me prometió aquel día, como tú mismo lo oíste. Allí están los anaquitas, y hay ciudades grandes y fortificadas. Si el Señor está conmigo, yo los echaré de allí, como él prometió". (Josué 14, 12)

  • Entonces Caleb prometió: "A quien ataque y tome Quiriat Séfer, le daré por mujer a mi hija Acsá". (Jueces 1, 12)

  • Que Dios castigue a Abner, si no hago que se cumpla lo que el Señor prometió con juramento a David: (II Samuel 3, 9)

  • Báquides les dirigió palabras de paz y prometió con juramento: "No trataremos mal ni a vosotros ni a vuestros amigos". (I Macabeos 7, 15)

  • Él aceptó, prometió lealtad a las propuestas y juró no hacerle daño alguno durante su vida. (I Macabeos 9, 71)

  • y prometió al rey en una audiencia doce mil doscientos kilos de plata y otros dos mil setecientos de algunas rentas; (II Macabeos 4, 8)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina