Encontrados 196 resultados para: rostro

  • David se acercaba, y Ornán, al ver al rey, le salió al encuentro y se postró ante él rostro en tierra. (I Crónicas 21, 21)

  • Todos los israelitas, al ver descender el fuego y reposar sobre el templo la gloria del Señor, cayeron rostro a tierra sobre el pavimento, mientras adoraban y alababan al Señor repitiendo: "Porque es bueno, porque es eterno su amor". (II Crónicas 7, 3)

  • si este mi pueblo, el pueblo que lleva mi nombre, se humilla, reza, busca mi rostro y se convierte de sus malos caminos, yo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra. (II Crónicas 7, 14)

  • Sí, nuestros padres han pecado y han hecho lo que es malo a los ojos del Señor, nuestro Dios, lo han abandonado, han apartado su rostro de la morada del Señor y le han dado la espalda. (II Crónicas 29, 6)

  • Si os convertís al Señor, vuestros hermanos y vuestros hijos encontrarán misericordia ante los vencedores y volverán a esta tierra, pues el Señor, vuestro Dios, es clemente y misericordioso y no apartará de vosotros su rostro si de verdad os convertís a él". (II Crónicas 30, 9)

  • y exclamé: "Dios mío, estoy confundido y me avergüenzo de levantar mi rostro hacia ti, porque nuestras iniquidades sobrepasan nuestra cabeza, y nuestros delitos llegan hasta el cielo. (Esdras 9, 6)

  • Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, con las manos levantadas, respondió: "Amén, amén", al tiempo que se inclinaban y adoraban al Señor, rostro en tierra. (Nehemías 8, 6)

  • Hacia ti vuelvo mi rostro y mis ojos. (Tobías 3, 12)

  • Practica con tus bienes la limosna y no apartes tu rostro de ningún pobre, porque así no apartará de ti su rostro el Señor. (Tobías 4, 7)

  • Temblaron entonces los dos, cayeron con el rostro en tierra y se llenaron de pánico. (Tobías 12, 16)

  • Si os convertís a él de todo corazón y toda el alma, practicando la verdad, él volverá a vosotros, y nunca más os esconderá su rostro. (Tobías 13, 6)

  • Y tú, Ajior, mercenario amonita, que has pronunciado estas palabras en un día aciago para ti, no verás más mi rostro hasta que no me haya vengado de esta raza que escapó de Egipto. (Judit 6, 5)


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