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  • Estas fueron las ciudades: Basar, en la meseta del desierto, para la tribu de Rubén; Ramot, en Galaad, para la tribu de Gad, y Golán, en Basán, para la tribu de Manasés. (Deuteronomio 4, 43)

  • escríbelos en los postes de tu puerta y a la entrada de tus ciudades. (Deuteronomio 6, 9)

  • Y cuando Yavé te haya llevado a la tierra que juró darte, -pues se lo dijo a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob- con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste, (Deuteronomio 6, 10)

  • Escucha, Israel: Hoy vas a pasar el Jordán para desalojar naciones más grandes y más fuertes que tú, con ciudades grandes cuyas murallas llegan hasta el cielo. (Deuteronomio 9, 1)

  • las grabarás en tus puertas y a la entrada de tus ciudades. (Deuteronomio 11, 20)

  • No obstante, podrás sacrificar y comer carne en todas tus ciudades, siempre que lo desees y que no te falte por el favor de Yavé; pero ésta será carne de la que todos podrán comer, estén puros o impuros, como si se tratara de gacela o de ciervo. (Deuteronomio 12, 15)

  • No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, vino y aceite, ni los primeros nacidos de tu ganado, ya sean vacas u ovejas, ni tampoco de todas aquellas cosas que por voto y espontáneamente hayas ofrecido a Yavé. (Deuteronomio 12, 17)

  • Si el lugar elegido por Yavé para su morada está muy lejos, podrás matar del ganado mayor o menor que Yavé te ha concedido del modo que yo te prescribo; lo podrás comer en tus ciudades a la medida de tus deseos, (Deuteronomio 12, 21)

  • Si te dicen respecto de alguna de las ciudades que Yavé te dará para habitar: (Deuteronomio 13, 13)

  • sin olvidar al levita que habita en tus ciudades, ya que él no tiene propiedades ni herencia como tú tienes. (Deuteronomio 14, 27)

  • Vendrá entonces a comer el levita, que no tiene herencia propia entre ustedes, y el extranjero, el huérfano y la viuda, que habitan tus ciudades, y comerán hasta saciarse. Así Yavé bendecirá todas las obras de tus manos, todo lo que hayas emprendido. (Deuteronomio 14, 29)

  • Si se encuentra algún pobre entre tus hermanos, que viven en tus ciudades, en la tierra que Yavé te ha de dar, no endurezcas el corazón ni le cierres tu mano, (Deuteronomio 15, 7)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina