Gefunden 35 Ergebnisse für: escuche

  • Moisés les contestó: «Esperen que yo escuche lo que manda Yavé respecto a ustedes.» (Números 9, 8)

  • El hombre que se atreva a actuar en otra forma y no escuche al sacerdote que se encuentra allí al servicio de Yavé, ni al juez, morirá. Harás desaparecer el mal de Israel. (Deuteronomio 17, 12)

  • «Cielos, presten oídos, que voy a hablar, y la tierra toda escuche las palabras de mi boca. (Deuteronomio 32, 1)

  • Se lo anunciaron a Jotam, quien se colocó en la cumbre del monte Garizim. Allí alzó la voz y clamó: «Escúchenme, señores de Siquem, y que Dios los escuche. (Jueces 9, 7)

  • Y ellos le dijeron: «¡Yavé nos escuche! ¡Pobres de nosotros si no hacemos lo que acabas de decir!» (Jueces 11, 10)

  • Entonces Samuel dijo: «A Yavé no le agradan los holocaustos y los sacrificios, sino que se escuche su voz; la obediencia vale más que los sacrificios; la docilidad tiene más precio que la grasa de los corderos; (1 Samuel 15, 22)

  • Saúl dijo a Samuel: «He pecado, desobedeciendo la orden de Yavé y tus mandatos, porque tuve miedo al pueblo y lo escuché. (1 Samuel 15, 24)

  • «Mira, tu causa es buena y justa, pero no habrá nadie que te escuche de parte del rey.» (2 Samuel 15, 3)

  • Todo se lo doy al rey. ¡Ojalá Yavé, tu Dios, te escuche!» El rey, sin embargo, le contestó: «Gracias, Areuna. (2 Samuel 24, 23)

  • ordena que me libren de este mundo para que no escuche más insultos. (Tobías 3, 13)

  • y que jamás manché mi nombre ni el de mi padre en este país de destierro. Soy hija única de mi padre. El no tiene ni hijos que puedan heredar de él, ni pariente próximo a quien darme por esposo; no tengo, pues, para quién vivir. Después de perder siete maridos, ¿para qué quiero la vida? Si no quieres darme la muerte, Señor, apiádate de mí, ordena que me respeten y tengan compasión de mí. Que no escuche más insultos.» (Tobías 3, 15)

  • Los escuché a ustedes atentamente, pero veo que nadie critica a Job, ninguno responde a sus razones. (Job 32, 12)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina