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  • Ellos prepararon los regalos, esperando la llegada de José al mediodía, porque ya les había avisado que comería allí. (Génesis 43, 25)

  • Cuando Judá y sus hermanos entraron en la casa de José, este todavía se encontraba allí. Ellos se postraron ante él con el rostro en tierra, (Génesis 44, 14)

  • Dios continuó: "Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No tengas miedo de bajar a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación. (Génesis 46, 3)

  • José hizo enganchar su carruaje y subió hasta allí para encontrarse con su padre Israel. Apenas este apareció ante él, José lo estrechó entre sus brazos, y lloró un largo rato, abrazado a su padre. (Génesis 46, 29)

  • Luego Jacob volvió a saludar al Faraón y salió de allí. (Génesis 47, 10)

  • Los israelitas se establecieron en Egipto, en la región de Gosen, y allí adquirieron propiedades, tuvieron muchos hijos y llegaron a ser muy numerosos. (Génesis 47, 27)

  • Yo quiero que así sea, porque a mi regreso de Padán, mientras íbamos por la tierra de Canaán, a poca distancia de Efratá, se me murió tu madre Raquel, y yo la sepulté allí, junto al camino de Efratá, es decir, de Belén". (Génesis 48, 7)

  • Allí fueron enterrados Abraham y Sara, su esposa; allí fueron enterrados Isaac y Rebeca, su esposa; y allí también sepulté a Lía. (Génesis 49, 31)

  • En efecto, el Faraón se enteró de lo sucedido, y buscó a Moisés para matarlo. Pero este huyó del Faraón, y llegó al país de Madián. Allí se sentó junto a un pozo. (Exodo 2, 15)

  • "¿Dónde está ese hombre?", preguntó él a sus hijas. "¿Por qué lo dejaron allí? Invítenlo a comer". (Exodo 2, 20)

  • Allí se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse, (Exodo 3, 2)

  • Luego Moisés se alejó de allí y al regresar a la casa de Jetró, su suegro, le dijo: "Permíteme volver a Egipto, donde están mis hermanos. Quiero ver si viven todavía". Jetró le respondió: "Puedes ir en paz". (Exodo 4, 18)


“Feliz a alma que atinge o nível de perfeição que Deus deseja!” São Padre Pio de Pietrelcina