Gefunden 14 Ergebnisse für: Edomitas

  • En cuanto a los edomitas, su frontera se extiende desde la cuesta de Acrabím, a partir de la Roca, y continúa hacia arriba. (Jueces 1, 36)

  • Además, puso gobernadores en Edóm, estableciéndolos por todo el país, y todos los edomitas pasaron a ser vasallos de David. El Señor daba la victoria a David en todas sus campañas. (II Samuel 8, 14)

  • El rey Salomón amó a muchas mujeres, además de la hija del Faraón: mujeres moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, (I Reyes 11, 1)

  • Pero Hadad, que entonces era muy joven, logró huir con algunos edomitas servidores de su padre, para ir a Egipto. (I Reyes 11, 17)

  • Jorám partió entonces para Saír con todos sus carros de guerra. Por la noche, se levantó y derrotó a los edomitas, que lo tenían cercado a él y a los jefes de los carros; pero las tropas huyeron a la desbandada. (II Reyes 8, 21)

  • Amasías derrotó a los edomitas en el valle de la Sal, en número de diez mil, y tomó por asalto la Roca, a la que llamó Iocteel, nombre que conserva hasta el día de hoy. (II Reyes 14, 7)

  • Fue en aquel tiempo cuando Resín, rey de Arám, recuperó a Elat para Arám. Él desalojó de Elat a los judíos, y los edomitas entraron en Elat, donde han permanecido hasta el día de hoy. (II Reyes 16, 6)

  • Abisai, hijo de Seruiá, derrotó a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal. (I Crónicas 18, 12)

  • Luego puso gobernadores en Edóm y todos los edomitas pasaron a ser vasallos de David. El Señor daba la victoria a David en todas sus campañas. (I Crónicas 18, 13)

  • Entonces Jorám cruzó la frontera con sus jefes y todos sus carros de guerra. Durante la noche atacó a los edomitas que lo tenían cercado, a él y a los jefes de los carros de guerra. (II Crónicas 21, 9)

  • Después que Amasías volvió de derrotar a los edomitas, introdujo a los dioses de los habitantes de Seír y los tomó como propios, se postró delante de ellos y les quemó incienso. (II Crónicas 25, 14)

  • Porque los edomitas habían invadido de nuevo y derrotado a Judá, llevándose algunos prisioneros. (II Crónicas 28, 17)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina