Gefunden 185 Ergebnisse für: Pablo

  • Pablo quería presentarse delante de la asamblea, pero sus discípulos se lo impidieron. (Hechos 19, 30)

  • Cuando cesó el tumulto, Pablo llamó a los discípulos y después de haberlos exhortado, se despidió de ellos y partió hacia Macedonia. (Hechos 20, 1)

  • El primer día de la semana, cuando nos reunimos para partir el pan, Pablo, que debía salir al día siguiente, dirigió la palabra a la asamblea y su discurso se prolongó hasta la medianoche. (Hechos 20, 7)

  • Un muchacho llamado Eutico, que se había sentado en el borde de la ventana, tenía mucho sueño y se dormía mientras Pablo hablaba, hasta que, vencido por el sueño, se cayó desde el tercer piso. Cuando lo levantaron, estaba muerto. (Hechos 20, 9)

  • Pablo bajó, se echó sobre él y, abrazándolo, dijo: «No se alarmen, porque está vivo». (Hechos 20, 10)

  • Nosotros nos adelantamos en barco, navegando en dirección a Asos, donde debíamos recoger a Pablo. Él lo había dispuesto así, porque iba a hacer el viaje por tierra. (Hechos 20, 13)

  • Cuando nos juntamos en Asos, Pablo se embarcó con nosotros y nos dirigimos a Mitilene. (Hechos 20, 14)

  • Pablo había decidido pasar de largo por Éfeso, para no retrasarse demasiado en Asia. Estaba apurado porque, de ser posible, quería estar en Jerusalén el día de Pentecostés. (Hechos 20, 16)

  • Cuando estos llegaron, Pablo les dijo: «Ya saben cómo me he comportado siempre con ustedes desde el primer día que puse el pie en la provincia de Asia. (Hechos 20, 18)

  • Todos se pusieron a llorar, abrazaron a Pablo y lo besaron afectuosamente, (Hechos 20, 37)

  • Allí encontramos a algunos discípulos y permanecimos una semana con ellos. Estos, iluminados por el Espíritu, aconsejaban a Pablo que no subiera a Jerusalén, (Hechos 21, 4)

  • Este vino a vernos, tomó el cinturón de Pablo, se ató con él los pies y las manos, y dijo: «El Espíritu Santo dice: Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cinturón y lo entregarán a los paganos». (Hechos 21, 11)


“O mal não se vence com o mal, mas com o bem, que tem em si uma força sobrenatural.” São Padre Pio de Pietrelcina