Gefunden 22 Ergebnisse für: bella

  • Los ojos de Lía eran tiernos. Raquel, en cambio, era de bella presencia y de buen ver. (Génesis 29, 17)

  • La joven era extraordinariamente bella; cuidaba y servía al rey, pero el rey no la conoció. (I Reyes 1, 4)

  • fuera de ella no tiene más hijos ni hijas; tú eres el más cercano, tienes más derechos sobre ella que todos los demás y es justo que heredes la hacienda de su padre; la muchacha es prudente, valerosa y muy bella y su padre la ama.» (Tobías 6, 12)

  • Era muy bella y muy bien parecida. Su marido Manasés le había dejado oro y plata, siervos y siervas, ganados y campos, quedando ella como dueña, (Judit 8, 7)

  • Por lo demás, eres tan bella de aspecto como prudente en tus palabras. Si haces lo que has prometido, tu Dios será mi Dios, vivirás en el palacio del rey Nabucodonosor y serás famosa en toda la tierra.» (Judit 11, 23)

  • Salió Bagoas de la presencia de Holofernes, entró en la tienda de Judit y dijo: «Que esta bella esclava no se niegue a venir donde mi señor, para ser honrada en su presencia, para beber vino alegremente con nosotros y ser, en esta ocasión, como una de las hijas de los asirios que viven en el palacio de Nabucodonosor.» (Judit 12, 13)

  • que hicieran venir a la reina Vastí a presencia del rey, con diadema real, para que vieran las gentes y los jefes su belleza, porque, en efecto, era muy bella. (Ester 1, 11)

  • Y mientras los reyes, los ejércitos huyen, huyen, la bella de la casa reparte el botín. (Salmos 68, 13)

  • Si no lo sabes, ¡oh la más bella de las mujeres!, sigue las huellas de las ovejas, y lleva a pacer tus cabritas junto al jacal de los pastores. (Cantar 1, 8)

  • - ¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres! ¡Palomas son tus ojos! (Cantar 1, 15)

  • ¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres! Palomas son tus ojos a través de tu velo; tu melena, cual rebaño de cabras, que ondulan por el monte Galaad. (Cantar 4, 1)

  • ¿Qué distingue a tu amado de los otros, oh la más bella de las mujeres? ¿Qué distingue a tu amado de los otros, para que así nos conjures? (Cantar 5, 9)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina