Gefunden 25 Ergebnisse für: prostituta

  • Replicaron ellos: «¿Es que iban a tratar a nuestra hermana como a una prostituta?» (Génesis 34, 31)

  • No tomarán por esposa a una mujer prostituta ni profanada, ni tampoco una mujer repudiada por su marido; pues el sacerdote está consagrado a su Dios. (Levítico 21, 7)

  • No llevarás a la casa de Yahveh tu Dios don de prostituta ni salario de perro, sea cual fuere el voto que hayas hecho: porque ambos son abominación para Yahveh tu Dios. (Deuteronomio 23, 19)

  • Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sittim dos espías con esta orden: «Id y explorad el país y Jericó.» Fueron y entraron en casa de una prostituta, llamada Rajab, y durmieron allí. (Josué 2, 1)

  • «La ciudad será consagrada como anatema a Yahveh con todo lo que haya en ella; únicamente, Rajab, la prostituta, quedará con vida, así como todos los que están con ella en su casa, por haber ocultado a los emisarios que enviamos. (Josué 6, 17)

  • Josué dijo a los dos hombres que habían explorado el país: «Entrad en la casa de la prostituta y haced salir de ella a esa mujer con todos los suyos, como se lo habéis jurado.» (Josué 6, 22)

  • Pero a Rajab, la prostituta, así como a la casa de su padre y a todos los suyos, Josúe los conservó con vida. Ella se quedó en Israel hasta el día de hoy, por haber escondido a los emisarios que Josué había enviado a explorar Jericó. (Josué 6, 25)

  • Jefté el galaadita, era un valiente guerrero. Era hijo de una prostituta. Y era Galaad el que había engendrado a Jefté. (Jueces 11, 1)

  • porque un mendrugo de pan basta a la prostituta, pero la casada va a la caza de una vida preciosa. (Proverbios 6, 26)

  • Fosa profunda es la prostituta, pozo angosto la mujer extraña. (Proverbios 23, 27)

  • No vayas al encuentro de una mujer prostituta, no sea que caigas en sus redes. (Eclesiástico 9, 3)

  • de mirar a mujer prostituta, de volver la cara a tu pariente, (Eclesiástico 41, 22)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina