Gefunden 32 Ergebnisse für: queridos

  • Ya he entrado en mi huerto, hermana mía, novia; he tomado mi mirra con mi bálsamo, he comido mi miel con mi panal, he bebido mi vino con mi leche. ¡Comed, amigos, bebed, oh queridos, embriagaos! (Cantar 5, 1)

  • De este modo enseñabas a tus hijos queridos, Señor, que no son las diversas especies de frutos los que alimentan al hombre, sino que es tu palabra la que mantiene a los que creen en ti. (Sabiduría 16, 26)

  • hemos decidido de común acuerdo elegir algunos hombres y enviarlos donde vosotros, juntamente con nuestros queridos Bernabé y Pablo, (Hechos 15, 25)

  • no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, dejad lugar a la Cólera, pues dice la Escritura: Mía es la venganza: yo daré el pago merecido, dice el Señor. (Romanos 12, 19)

  • No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino más bien para amonestaros como a hijos míos queridos. (I Corintios 4, 14)

  • Por eso, queridos, huid de la idolatría. (I Corintios 10, 14)

  • Teniendo, pues, estas promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, consumando la santificación en el temor de Dios. (II Corintios 7, 1)

  • Hace tiempo, pensáis, que nos estamos justificando delante de vosotros. Delante de Dios, en Cristo, estamos hablando. Y todo esto, queridos míos, para edificación vuestra. (II Corintios 12, 19)

  • Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, (Efesios 5, 1)

  • Así pues, queridos míos, de la misma manera que habéis obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajad con temor y temblor por vuestra salvación, (Filipenses 2, 12)

  • Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor, queridos. (Filipenses 4, 1)

  • Conocemos, hermanos queridos de Dios, vuestra elección; (I Tesalonicenses 1, 4)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina