Gefunden 21 Ergebnisse für: Aquís

  • David se levantó y huyó aquel día lejos de Saúl, llegando a Aquís, rey de Gat. (I Samuel 21, 11)

  • Los servidores dijeron a Aquís: "¿No es este David, el rey del país? ¿No es éste de quien se cantaba con danzas: Saúl mató mil y David diez mil?". (I Samuel 21, 12)

  • David reflexionó sobre estas palabras y sintió gran miedo de Aquís, rey de Gat, (I Samuel 21, 13)

  • Aquís dijo a sus servidores: "Estáis viendo que es un loco. ¿Para qué me lo habéis traído? (I Samuel 21, 15)

  • David se puso en marcha y se pasó, con los seiscientos hombres que tenía, a Aquís, hijo de Maoc, rey de Gat. (I Samuel 27, 2)

  • Se estableció con sus hombres junto a Aquís, en Gat, cada uno con su familia; David con sus dos mujeres: Ajinoán de Yezrael y Abigaíl, la mujer de Nabal del Carmelo. (I Samuel 27, 3)

  • David dijo a Aquís: "Si quieres hacerme un favor, te suplico que me des un lugar en una de las ciudades del campo para habitar allí. Porque no está bien que tu siervo viva junto a ti en la capital del reino". (I Samuel 27, 5)

  • Aquel mismo día Aquís le dio Sicelag. Por eso Sicelag pertenece al rey de Judá hasta el día de hoy. (I Samuel 27, 6)

  • David devastaba la tierra y no dejaba con vida ni hombre ni mujer; se apoderaba de ovejas, bueyes, asnos, camellos y vestidos, y se volvía a Aquís. (I Samuel 27, 9)

  • Cuando Aquís preguntaba: "¿Dónde habéis hecho incursión hoy?", David respondía: "En el Negueb de Judá, en el Negueb de Yerajmeel, en el Negueb de los quenitas". (I Samuel 27, 10)

  • Aquís tenía confianza en David y se decía: "Seguramente se ha hecho odioso a su pueblo y será mi servidor para siempre". (I Samuel 27, 12)

  • Por entonces los filisteos reunieron sus tropas para salir a luchar contra Israel. Aquís dijo a David: "Te comunico que tú y tus hombres tenéis que venir conmigo a la campaña". (I Samuel 28, 1)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina