Gefunden 113 Ergebnisse für: Morada

  • Moisés tomó el óleo de la unción y ungió y consagró la morada y todo lo que había en ella. (Levítico 8, 10)

  • Así, pues, enseñaréis a los israelitas a purificarse de sus inmundicias, para que no mueran contaminando con ellas mi morada, que está en medio de ellos. (Levítico 15, 31)

  • Estableceré mi morada en medio de vosotros y nunca os aborreceré. (Levítico 26, 11)

  • El oficio de los hijos de Guersón, con relación a la tienda de la reunión, era cuidar de la morada, de la tienda y su cubierta, de la portezuela de la entrada, (Números 3, 25)

  • de las cortinas del atrio, de la portezuela de entrada al atrio, que rodea la morada y el altar, y de las cuerdas necesarias para todo el servicio. (Números 3, 26)

  • Pondrán encima una cubierta de pieles de tejón curtidas, sobre la que extenderán a su vez una tela morada, y luego colocarán las barras para transportarla. (Números 4, 6)

  • Extenderán una tela morada sobre la mesa de los panes de la proposición, sobre la que pondrán los platos, las copas, las cazoletas y los vasos de las libaciones. El pan de la ofrenda perpetua estará también allí. (Números 4, 7)

  • Tomarán una tela morada, con la que cubrirán el candelabro, sus lámparas, despabiladeras, ceniceros y aceiteras para alimentarlo. (Números 4, 9)

  • Extenderán una tela morada sobre el altar de oro y, después de recubrirlo todo con pieles de tejón, le pondrán las barras. (Números 4, 11)

  • Tomarán todos los objetos usados en el servicio del santuario y los pondrán sobre una tela morada; los recubrirán con pieles de tejón y los colocarán sobre unas parihuelas. (Números 4, 12)

  • llevarán las cortinas de la morada, la tienda de la reunión con su cubierta y la cubierta de pieles de tejón que la recubre; (Números 4, 25)

  • El día en que fue levantada la morada, la nube cubrió la morada, la tienda del testimonio, y desde la tarde a la mañana estuvo sobre la morada en forma de fuego. (Números 9, 15)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina