Gefunden 18 Ergebnisse für: Truenos

  • Moisés extendió su bastón hacia el cielo, y el Señor mandó truenos y granizo con fuego, que se precipitaba sobre la tierra; el Señor hizo caer granizo sobre Egipto. (Exodo 9, 23)

  • Rezad al Señor; cesen los truenos y el granizo; yo os dejaré partir, y ya no os quedaréis aquí". (Exodo 9, 28)

  • Moisés respondió: "En cuanto salga de la ciudad levantaré al Señor mis manos, cesarán los truenos y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es del Señor. (Exodo 9, 29)

  • Salió Moisés de la presencia del Faraón, fuera de la ciudad, y extendió sus manos al Señor. Los truenos y el granizo cesaron y no hubo más lluvias sobre la tierra. (Exodo 9, 33)

  • Al tercer día, a eso del amanecer, hubo truenos y relámpagos, una espesa nube sobre la montaña y un sonido muy fuerte de trompeta; todo el pueblo, que estaba en el campamento, temblaba. (Exodo 19, 16)

  • Todo el pueblo distinguía los truenos y los relámpagos, el sonido de la trompeta y el humear de la montaña. El pueblo, al ver esto, temblaba y se mantenía a distancia. (Exodo 20, 18)

  • ¿No estamos en el tiempo de la siega del trigo? Pues bien, voy a invocar al Señor y él mandará truenos y lluvia, para que sepáis y veáis el gran mal que le habéis hecho a los ojos del Señor al pedir para vosotros un rey". (I Samuel 12, 17)

  • Samuel invocó al Señor, y el Señor envió aquel día truenos y lluvia; y todo el pueblo tuvo gran miedo del Señor y de Samuel. (I Samuel 12, 18)

  • tuvo este sueño: Gritos y tumultos, truenos y terremotos, desquiciamiento en la tierra. (Ester 11, 5)

  • Gritaste en la opresión y te salvé, te respondí oculto entre los truenos, en las aguas de Meribá te puse a prueba". (Salmos 81, 8)

  • serás visitado por el Señor todopoderoso, con truenos, terremotos, gran estruendo, con huracán, tempestad y fuego devorador. (Isaías 29, 6)

  • Del trono salían rayos, voces y truenos. Siete lámparas de fuego ardían delante del trono (que son los siete espíritus de Dios). (Apocalipsis 4, 5)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina