40. David tomó su cayado, escogió en el torrente cinco piedras bien lisas y las metió en su zurrón de pastor; tomó la honda y avanzó hacia el filisteo.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina